Por poco menos de cinco euros tendremos un título arcade que quiere parecerse a los grandes matamarcianos de los años 80. Por desgracia, a pesar de que jugablemente no es nada malo, sus primeros niveles pecan de una dificultad irrisoria (a pesar que los últimos sean un auténtico desafío), su apartado sonoro se queda a medias tintas y gráficamente es soso. Aún así, si eres fan de este tipo de juegos, poco más se le puede pedir por su precio.