Verano de 2020, conferencias sustituyendo a lo que sería el cancelado E3 y la nueva generación a la vuelta de la esquina. Los últimos coletazos de cada generación han parecido siempre momentos en los que ha predominado la incertidumbre. ¿Qué nos traerán las consolas del futuro? ¿Cómo serán los videojuegos del mañana? Pues ¿qué se yo? Seguramente tengan más resolución, más frames por segundo y un 50% más de teraflops, algo que hasta hace unos años no sabíamos ni que era. Tampoco voy a mentir, sigo sin saberlo. Pero entre tanta escalada tecnológica que riéte tú de la carrera espacial, tenemos lo que más importa en este medio, los juegos. Porque está bien tener tecnología potente pero ¿quién se acuerda del vídeo Betamax?
Entre tanto superlanzamiento y blockbuster veraniego es fácil perderse algunos títulos como me sucedió a mi con el juego que tenemos entre manos. Monster Prom: XXL es una revisión del título del mismo nombre lanzado hace dos años. Aunque por entonces sin la etiqueta de talla supergrande ni algunos añadidos más que interesantes. ¿Pero de entre todas las opciones que tenemos al alcance en el medio por qué Monster Prom: XXL? La respuesta es sencilla. Consigue hacer algo nuevo.
Reinventando la rueda
De acuerdo, es posible que me haya venido muy arriba con lo de hacer algo nuevo. No hay nada que sea genuinamente nuevo desde…bueno, desde hace mucho. Solo hay que fijarse en cómo podemos categorizar los juegos en categorías o géneros para no perder la pista de lo que nos vamos a encontrar. Somos animales de costumbres. Rara vez nos arriesgaremos con algo a ciegas pero nos llamará la atención si es un soulslike y se nos gusta que nos sodomicen.
Y sí, he dicho sodomizar, porque de esto va Monster Prom: XXL. El juego es básicamente un dating simulator, un subgénero dentro de las novelas visuales que es bastante popular en Japón. Fortuna que no ha tenido en otros territorios. El juego nos sitúa en un universo repleto de monstruos donde somos uno de ellos y toca enfrentarnos al momento más difícil de la vida del zombie medio…conseguir pareja para el baile del instituto.
ESPERA, espera, no te marches todavía. Se que un dating simulator basado en monstruos no pueda quizas parecer la nueva venida de Cristo, más cuando he hablado de hacer algo nuevo. Pero es que hay un oɹᴉƃ. Monster Prom: XXL no nos ofrece la clásica aventura que se puede extender durante horas y sudamos y sufrimos para conocer a nuestra pareja ideal para que a última hora nos rechacen y lanzar el mando contra la pared. Las partidas son relativamente breves, en torno a unos 30 minutos o una hora dependiendo de nuestra elección inicial.
Esta duración va como anillo al dedo para las características del juego. En primer lugar porque tiene opción multijugador, para pasar el rato con los colegas viendo quien se puede ligar antes a Damian, el demonio, o a cualquiera de los otros seis “objetivos”. Esto añade un factor party game por turnos que lo hace muchísimo más entretenido. Y la variedad de personajes y posibles finales añade un factor rogue like. Igual le viene demasiado grande el nombre, pero estas posibilidades de personajes y las situaciones con cada uno de ellos abren múltiples caminos que nos llevan a varios finales. Rejugabilidad vamos.
Tampoco nos dejemos engañar, esto no deja de ser un juego de espejos y el número de escenas o finales está limitado, pero me ha costado bastante encontrarme con una escena repetida y aún así se trataba de una escena en toda una partida. Y los finales cierto es que se limitan a ser si consigues salir o no con cada uno de los personajes, pero lo importante es qué camino has intentado seguir para obtener los puntos suficientes como para pedirle a Vera que te pise la cara.
Humor macarra
A primera vista Monster Prom: XXL puede engañar. Su atractivo visual basado en un diseño claro de los personajes y con colores vivos pueden hacer parecer que nos encontramos ante un juego de corte más “infantil”. Eso y el imposible pensamiento de que nos podamos encontrar ante un cruce de la serie Monster High, para qué mentir, me ha pasado. Pero debajo de eso hay un poco más.
El juego nos plantea ante situaciones inverosímiles llevadas al extremo y no se esconde para nada. Si ir más lejos, vamos a clase con un vampiro centenario ¿qué alguien me explique que hace en el instituto? No hay una lógica clara dentro de este universo. Y en lugar de coger el difícil camino de pretender dar una explicación a todo decider irse cuesta abajo con todo y abrazar el absurdo.
Tampoco absurdo del todo, porque las situaciones se adaptan a los personajes, pero esto significa que podemos quedar con los personajes para ir a combatir al infierno, gastar una broma que termina en una muerte inesperada y nada trágica o sumergirte en los entornos de las sirenas y su sangrienta y feudal cultura. En la mayoría de ocasiones esto desembocará en una serie de diálogos cuanto menos divertidos y con un humor que va desde lo absurdo o infantil al negro. Todo ello además repleto de referencias al cine, televisión y videojuegos.
Ves a clase, al gimnasio o pasa de todo y sal de fiesta
Más allá de las clásicas escenas donde tengamos que dialogar con nuestros posibles pretendientes el juego se estructura en turnos que tienen forma de días. En cada uno de ellos podremos elegir un lugar al que ir del instituto, recibiendo una bonificación a nuestros atributos en función del sitio. Ir a clase otorgará inteligencia, quedarse en la biblioteca nos dará dinero o pasar de todo y dedicar el horario lectivo a peinarnos en los baños nos dará coraje.
Estos atributos, que suelen existir también en algunos juegos del género de citas, aquí son revelados al jugador. Nuestra potencial cita preferirá un perfil determinado y habrá que adaptarse a ello. Además, en cada uno de estos turnos nos aparecerá una secuencia aleatoria con algunos de los personajes donde deberemos elegir como afrontar la situación. Las respuestas serán varias pero estás se resolverán dependiendo de nuestros atributos. Quizás optemos por la vía creativa y eligamos dicha respuesta, pero se requerirá que el personaje tenga un mínimo de dicha puntuación para poder solucionar la papeleta. Y es que según como salga la cosa podremos ganar o perder puntos, además de ganar cierta reputación o atractivo de cara a los personajes en la escena.
Esto hace que debamos tomar las elecciones con cuidado. Ya no solo en el aspecto de perder puntos. Corremos el riesgo de atraer la atención de otro personaje. Esto provoca que dicho personaje empiece a aparecer más en las escenas. Y no está del todo mal porque nos permite poder improvisar pero también nos pone las cosas difíciles si lo que queremos es ir a piñón a por alguien. Al final de las semanas correspondientes, dependiendo de las interacciones que hayamos tenido y nuestros valores podremos optar por pedirle salir a alguna de las fieras y ver si nos aceptan o rechazan. También cabe la posibilidad de ir solo e intentar mantener la dignidad intacta pero ¡aquí hemos venido a jugar!
En cuanto al modo multijugador el sistema funciona de la misma manera por turnos, de forma que allá donde vaya el primer jugador, el segundo no puede acceder. De manera muy inteligente el juego nos ofrece escenarios donde los jugadores deban decir una respuesta en voz alta y dependiendo de los resultados se escoge el orden. Un sistema interesante y que a la vez rompe la cuarta pared. Nos recuerda que estamos jugando con personas de carne y hueso, ya sea compartiendo sofá o al otro lado de la pantalla.
Quizás por destacar un aspecto negativo y que supone una barrera de entrada para parte del público sea el idioma. No tiene un nivel de inglés demasiado elevado pero en ocasiones se pueden atascar ciertas bromas o chascarrillos. Algo comprensible ya que Beautiful Glitch, el estudio responsable, es un equipo compuesto por gente de diversos países pero que también puede echar por tierra los esfuerzos en cuanto al factor multijugador si algún colega no tiene un dominio del idioma necesario.
El XXL no es para hacer bonito
Como he mencionado más arriba nos encontramos ante la versión especial de Monster Prom. La referencia al tamaño no es en vano y es que el juego recibió una expansión casi un año después de su lanzamiento, llamada Second Term. La versión analizada, de Nintendo Switch, incluye en este caso el juego y la expansión bajo la etiqueta XXL. Aunque también se puede encontrar por separado en PC. Además actualmente se está trabajando en una secuela.
Second Term añade nuevas situaciones, finales y sobretodo, dos nuevos personajes al elenco, el robot Calculester y la horror primigenia tentacular Zoe. Además nuevos personajes secundarios que sazonan las escenas para extender la rejugabilidad del título.
Con todo Monster Prom: XXL es un título atípico. Una obra que acerca el género del simulador de citas a otro típo de público más ámplio. Siguiendo a su vez los ritmos de los party games en cuanto a duración y tono. Quizás no convenza por eso mismo a los aficionados más acérrimos del género en su fórmula tradicional, pero ya solo por el hecho de acercar un tipo de juego que suele ser desconocido o tratado con cierto recelo al público general le hace valer un enorme mérito.
Pero no podemos quedarnos únicamente ahí. Las intenciones pueden ser buenas pero fracasar puede echarlo todo por los suelos. Afortunadamente Beautiful Glitch ha sabido mezclar con mano experta los diversos géneros e influencias de las que se nutre. Aprovechar lo mejor de aquí y allá, ya no solo en cuanto a videojuego sino en cuanto a referencias sobre criaturas sobrenaturales, para entregar un juego redondo.
El apartado visual colorido con dibujos atractivos y que acompañan al tono desenfadado o la banda sonora y las voces puntuales de los personajes, todo se encuentra en la misma sintonía. No será perfecto, porque nada lo es en este mundo. Puede pecar de repetitivo a la larga o el bucle musical puede cansar, pero dejando de lado estos pequeños apuntes, el juego es brillante en su conjunto. Es tremendamente divertido en grupo y abre el prisma de como los géneros no dejan de ser más que etiquetas. Podemos hacer con ellos lo que nos de la gana.
Autor
Mi historia no merece ser contada. Gamer y amante de los gatos, principalmente.