La desarrolladora Devilish Games está de enhorabuena otra vez, después de traernos como publisher el estupendo Nimbusfall, ahora nos brinda un desarrollo propio con este Insectum – Epic Battles of Bugs: Un sólido Tower Defense y de destrucción de bases en tiempo real al estilo de Clash Royale pero con bichos. Sí, sí, con bichos. Dejadme deciros desde ya que la coletilla «Epic Battles of Bugs» le viene que ni pintado.
La premisa de Insectum es sencilla: Tenemos una serie de insectos que vamos coleccionando y mejorando, tenemos tres nidos que proteger y nuestra misión es destruir los tres nidos del enemigo. Así, sin más, sencillo y directo. No se me ocurre una definición mejor, porque las partidas en Insectum son rápidas, frenéticas y con cierta dosis de suerte pero también de saber hacer, de conocer en profundidad a los insectos y desplegarlos en el momento oportuno.
Menos es más
Me encanta cuando un estudio coge un concepto simple y lo retuerce todo lo que puede. Es verdad que el género de destrucción de bases enemigas está relativamente visto, pero a poco que le des una pincelada de personalidad y estires sus mecánicas con añadidos interesantes ya tienes asegurada la diversión. Y es precisamente lo que se consigue en Insectum y es de agradecer, ser conscientes del producto que se está desarrollando y de su alcance. No es necesario darle vueltas e incorporar complejos sistemas de niveles y rarezas, ni siquiera meter un competitivo con ánimos de nada.
Un gameplay sencillo y satisfactorio
Las partidas en Insectum – Epic Battles of Bugs son sencillas: Disponemos de una serie de insectos, nos vamos a la campaña para desplegar un mapa con varios biomas, seleccionamos una fase (la progresión es lineal) y empieza la batalla en un escenario horizontal, nuestro nido a la izquierda, el del enemigo a la derecha. Desde cualquier de los tres nidos marcaremos qué insectos van saliendo, estos recorren su camino hacia la derecha y, en caso de encontrarse contra un insecto enemigo, comienza la batalla. Si el camino está libre, el insecto llega al nido y empieza a dañarlo. Una vez se ha destruido, los insectos restantes vuelven a nuestro mazo y para desplegarlos en alguna de las otras filas. Una vez vayamos superando fases iremos recibiendo nuevos insectos y puntos de mejora para aumentar la estadística ofensiva o defensiva de alguno de nuestros bichos. Perdonadme la repetición pero Insectum es así: Fácil, sencillo y directo.
Sistema simple pero profundo
¿Dónde comienza la complicación? Pues la fiesta empieza en cuanto se mezclan varios tipos de insectos y el ritmo de las batallas te impide tomar decisiones meditadas. Ya desde los primeros compases del juego veremos que hay insectos terrestres de ataque corto, ataque a distancia, fuertes, débiles, grandes y pequeños. A eso súmale la pronta incorporación de los insectos voladores que, como ya podrás intuir, su papel es pasar por encima de la mayoría de los terrestres. Aquí llegamos al clásico «piedra, papel, tijera» donde el insecto terrestre grande bloquea al volador, pero es debil ante los ataques a distancia, el volador es débil pero pasa por encima al pequeño, el pequeño dura poco contra el grande pero provoca estados. Solo con eso ya tendríamos bastantes elementos para que cada despliegue sea meditado, pero el juego no te da lugar debido a su ritmo frenético de partida (no es broma, la partida se resuelve en, literalmente, pocos minutos).
Pero eso no es todo
Porque si lo que he comentado de los insectos ya de por sí da para infinidad de partidas, todavía hay más: Los biomas pronto empiezan a tener presencia también, los hay de muchos tipos y algunos condicionan las partidas, los hay que dañan a todos los insectos del «tablero» (en el bioma bosque, por ejemplo, aparecen pájaros que caen en picado a hacer daño). Además el juego propone recoger power-ups durante la partida con distintos efectos o rellenar una barra de «ataque especial» para desplegar un barrido que daña a todos los enemigos. Todo esto aporta variedad y diversión, que es de lo que se trata, a un ritmo frenético.
Multitud de extras
Además los insectos actúan como coleccionables con información sobre su naturaleza y características, lo cual añade otra capa más de rejugabilidad al proponernos completar el albúm de cartas integrado en el juego. Y si las 60 batallas propuestas en el modo campaña nos saben a poco, también disponemos de un modo versus local donde enfrentarnos a un amigo y que, sin duda, da para más de una tarde de piques con los colegas. Es cierto que en sus bondades está su principal defecto: Las partidas pueden ser caóticas y podemos vernos pulsando botones al azar por el ritmo frenético que propone, pero como jugador ajeno al género os aseguro que esa sensación de «no sé qué estoy haciendo» os dura unas pocas fases y ya.
Conclusión
Apostaría sin temor a equivocarme a que, en las oficinas de Devilish Games, cuando comenzaron a concebir Insectum – Epic Battles of Bugs, quisieron que el jugador mirase su biblioteca de juegos y dijera «voy a echarme unos bichos». Porque no se me ocurre una mejor definición. Es el típico juego que lo tienes ahí y te apetece volver porque es rápido y divertido. Porque a veces nos gusta desconectar de todo durante unos minutos, dejar atrás complejos sistemas de progresión, cinemáticas o memorización de patrones y simplemente, eso, «echarte unos bichos».
Autor
Clase dual (Programador/Filólogo), antes era solodev y ahora estoy en proyecto de divulgador e investigador académico en game studies, próximamente multiclase. Friki a tiempo completo y amante del videojuego de terror en todas sus facetas. Creo contenido, juego, leo manga y escribo, a veces varias de estas cosas a la vez.