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En ocasiones, los enemigos más insidiosos, inclementes e ineludibles son silenciosos.
Aquellos rivales a los que no les hacen falta rasgos ominosos y bestiales, vasallos malvados, coacciones o decenas de horas de tediosa repetición con el objetivo de conseguir el equipamiento necesario para que nuestro valiente personaje tenga una mínima oportunidad contra ellos son, por lo general, más susceptibles de suscitar en nosotros una sensación de insignificancia o, al menos, respeto.
El invierno blanco y amoral que todo lo cubre e inunda será uno de nuestros principales contrincantes en 1971: Project Helios, el último título desarrollado por Recotechnology S.L. y que tendremos disponible el 9 de junio en PC, Switch y PS4, una obra particularmente ambiciosa cuya principal pretensión es la de combinar,con éxito, un sistema de combate por turnos basado en el desgaste, la búsqueda de coberturas y la gratificación por jugar ingeniosamente con una historia y un tono centrados en sonar y parecer ásperos y luctuosos.
“¿Lo consigue?”, os preguntaréis. No hay una manera escueta y lacónica de abreviar la respuesta sin que parezca simplona o burda y, lamentablemente, pocas obras están exentas de peros o deficiencias. Así que profundicemos un poco en el interior de este proyecto.
En 1971: Project Helios, el planeta ha sido afligido por unas temperaturas gélidas de extensión inconmensurable. Fatales para cualquier ser viviente, y responsables de la configuración de un yermo helado que habremos de recorrer, explorar y escrutar si queremos tener una oportunidad de que nuestros recios protagonistas sobrevivan a tan desesperanzado e indómito panorama.
Los curtidos personajes que habrán de superar, con nuestra intervención, su arduo periplo por este indeseable y pernicioso mundo son un conjunto pintoresco y diverso de mercenarios que se han congregado bajo el mismo estandarte en una causa común: buscar a la doctora Margaret Blythe, una investigadora que ha urdido un método para devolverle la prosperidad a nuestras denostadas urbes y, como ineludible repercusión, a nuestra menguante especie.
Por supuesto, la consecución de esa meta no será fácil. Esta es una distopía profusa en facciones dispares y arbitrarias que luchan por sus propios objetivos. No hay una lucha consensuada y coordinada para alcanzar el bien común, sino que hay pugnas y avances para lograr pequeños intereses particulares. Deberemos lidiar con cada uno de esos disidentes de nuestra causa, pero no lo haremos con nuestra elocuencia o locuacidad, sino con las habilidades únicas de cada uno de los miembros que integrarán el escuadrón al que lideraremos.
Cada uno de estos individuos tendrá su propio equipamiento, armamento y talento. El juego espera de nosotros que aprovechemos y optimicemos la idiosincrasía de cada uno de ellos en un sistema de combate por turnos que, en este pequeño tiento, no nos ha generado unas sensaciones particularmente satisfactorias. Entre contienda y contienda, contaremos con la opción de explorar el desolado y exuberante escenario y, con suerte, hallar pequeños documentos que ayudarán a esclarecer la trama, objetos para mejorar a nuestros combatientes y una sustancia llamada “fulgor”, que será tan limitada como útil.
La estructura del juego está compuesta a través de niveles. Una vez superados, volveremos a nuestro campamento base para disfrutar de unos momentos de paz y tranquilidad en los que, además, tendremos la ocasión de escuchar y leer las escasas pero valiosas gratificaciones narrativas que encontraremos en nuestra Odisea.
La fórmula de 1971: Project Helios, consta de dos ingredientes primordiales: pelea táctica y estratégica, y narración. No aprovecha del todo mal está mezcla, aunque creemos que todavía quedan aspectos por pulir y mejorar. Por suerte, aún quedan dos semanas hasta el momento definitivo de lanzamiento.
Para este texto se han probado los primeros 5 capítulos del videojuego. La versión final puede cambiar.
Autor
Me gustan las buenas historias, independientemente del formato. El videojuego es una de mis pasiones, y suelo hablar de ella con frecuencia.