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Hostil. Una pequeña y sencilla aventura gráfica espacial

Videojuegos y literatura  son conceptos que están cada vez más ligados, pudiendo llegar a encontrarse productos que serían difíciles de clasificar, más cercanos a la idea de una novela interactiva que a la de un juego. Hostil es uno de estos casos que navegan en la línea que separa libro y videojuego, una aventura difícil de clasificar dirigida a un público muy concreto.

Hostil es el primer título de la desarrolladora Eteru Studio, fundada en 2017 y con sede en Gran Canaria. Es una aventura gráfica difícil de definir pues se concentra principalmente en la exploración de escenarios y no tanto en la resolución de puzles. Se trata más bien de un “minijuego” o una “mini experiencia”, de bajo coste, con buenas ideas y algunos aspectos prometedores, pero que no son explotados lo suficiente.

¿Qué ha pasado?

Nos despertamos en un planeta frío y extraño y descubrimos que nuestra nave está totalmente destrozada. ¿Qué ha pasado? ¿Qué hacemos? Parece que la única opción para sobrevivir es intentar explorar el entorno e intentar encontrar ayuda.

Hay buenas ideas dentro de la narración que parecen querer invitarnos a reflexionar sobre ciertos temas que podríamos aplicar a la actualidad, pero desgraciadamente el juego carece de la profundidad necesaria para incidir en ellas. Tampoco obtenemos respuestas claras y satisfactorias sobre los sucesos de la historia, no sabremos quién somos, ni dónde estamos, ni por qué. Si hablásemos de un texto diríamos que se trata de un resumen o de una simplificación de algo que debería tener más chicha

Esto sucede, fundamentalmente, por lo breve del juego y por la poca cantidad de texto que encontramos para tratarse de una aventura gráfica. Sólo el protagonista (del que desconocemos hasta el nombre) habla durante el gameplay y en ningún momento llegamos a generar demasiada empatía por él, ni si quiera cuando, por razones argumentales, cae en la más absoluta desolación.

Al final se trata de una historia totalmente lineal, no demasiado novedosa, que nos deja con ganas de más y con la sensación de que podría haber dado mucho más de sí. Como casi todos los aspectos del juego.

Escenarios dibujados a mano de gran calidad

Si hay algo en lo que Hostil funciona bien es en el apartado técnico. Disponemos de 12 escenarios dibujados a mano que nos muestran un planeta inhóspito y desolador. Algunos son oscuros con tonos azulados y verdosos, que suelen coincidir con los momentos de calma y exploración, en los que el peligro es morir de frío y soledad; mientras que otros se basan en una gama de colores cálidos que destacan especialmente en los momentos más intensos de la historia. Son escenarios estáticos en los que hay pequeños elementos móviles, como rayos, gotas de lluvia o pequeñas luces. Ni si quiera nuestro personaje se mueve, simplemente cambia de posición cuando avanzamos por el escenario.

Por otro lado, el aspecto sonoro tiene una importancia capital en la ambientación, con un gran uso de una música lenta, pero con mucha presencia, y unos interesantes efectos sonoros ambientales que refuerzan el carácter desolador y solitario del argumento. No contamos con ningún tipo de doblaje y es una pena, pues podría haber ayudado a dar más profundidad al personaje y a que cale más hondo en el jugador.

En general el trabajo artístico es más que notable. Es cierto que 12 escenarios es una cifra bastante escasa (de hecho si pongo muchas imágenes prácticamente destripo todo el juego), pero el acabado de todos ellos es muy espectacular.

No somos los únicos seres vivos en el planeta, parece ser

Hostil se situaría dentro de la categoría de aventura gráfica, pero tiene unas características que lo convierten más bien en una novela interactiva o en un ejercicio de exploración de escenarios. La mecánica principal del juego consistirá en analizar minuciosamente el entorno para obtener información y conseguir objetos; aunque desgraciadamente los elementos con los que podemos interactuar son escasos y, además, a veces son de un solo uso. Es decir, quizás observemos una extraña planta, leemos el comentario del protagonista al pulsar en ella y acto seguido ese elemento del escenario deja de ser un punto de atención. Esta es solo una de las cosas que nos facilitan la aventura; evidentemente si nos quitan puntos de interacción tendremos menos cosas de las que preocuparnos a la hora de resolver los acertijos.

Cada pantalla tiene que ser completada para avanzar a la siguiente y nunca podremos retroceder. Esto simplifica significativamente el juego; en varias ocasiones bastará con hacer click de forma aleatoria para encontrar la solución a los problemas que se nos puedan plantear y, en los momentos en que necesitemos usar objetos, habrá tan pocos que no nos será difícil encontrar la solución.

Este aspecto hubiera mejorado simplemente con introducir algo más de variedad: más objetos, más comentarios del personaje, más puntos con los que interactuar… etc. Además, no implica que haya que aumentar la cantidad de puzles (aunque tampoco hubiera estado mal), simplemente se trataría de incluir un mejor “camuflaje” para éstos y de añadir más focos entre los que se pueda perder el jugador, que hubieran mejorado la experiencia y probablemente alargarían el juego. En Hostil la solución a todos los problemas se nos presenta de una forma demasiado clara y no genera en el jugador la típica sensación de satisfacción al resolverlos.

Sólo hay un par de puzles de carácter sonoro, ubicados en la parte final, que pueden complicarse, pero que tampoco nos quitarán más de un par de minutos de reflexión y que incluso podemos solucionar recurriendo a la técnica de ensayo y error.

Encontramos pequeños rompecabezas… pero extremadamente sencillos

Pero probablemente el mayor problema de Hostil es su brevedad. Un jugador con cierta habilidad o experiencia puede tardar 30 minutos en completar el juego y al hacerlo tampoco encontrará alicientes para rejugarlo. Cuenta con 12 secretos (uno por pantalla) que consisten en hacer click en cierto punto del escenario, algo que no funciona dado que, al contar con pocas cosas que explorar, probablemente los localicemos sin querer. No dejan de ser una buena idea para dar más vida al juego, pero si son localizables tan fácilmente pierden totalmente su utilidad.

Parece ser que cuando Hostil salió a la venta, hace un par de meses, incluía la posibilidad de que el protagonista muriera, algo bastante criticado por el público de Steam, pues sucedía con demasiada frecuencia. Creo que fue un error por parte de los desarrolladores quitar totalmente esta función; en algunos momentos el hecho de morir mejoraría la aventura y daría más sensación de dificultad. Evidentemente a nadie le gusta perder a cada paso, pero hay ciertos puntos en los que poner un límite de tiempo o la posibilidad de perder sería un aspecto muy interesante que nos obligaría a estar en tensión. Tampoco sería la primera vez que vemos un juego de estas características en el que podemos morir, tenemos buenos ejemplos como Broken Sword, o Stasis.

Los desarrolladores prestan bastante atención a las opiniones de los usuarios de Steam y han comentado que probablemente añadirán más contenido en forma de final oculto o incluso volver a incluir las muertes; cosas que creo que mejorarían el acabado final.

Conclusión. Hostil es una pequeña experiencia corta y sencilla, que se asemeja más a una novela interactiva que a un videojuego. Es un interesante punto de partida para su desarrolladora y se ven buenas ideas tanto en el argumento como en las mecánicas; pero desgraciadamente carece de profundidad y sólo destaca por un interesante trabajo artístico. Los amantes del género pueden encontrar un producto entretenido a bajo precio, pero que pasará por sus bibliotecas sin pena ni gloria.

Hostil
Hostil
Developer: Eteru Studio
Price: 1,49 €

Autor

Pese a mi continua obsesión con la literatura, los videojuegos y el deporte, logré acabar mis estudios de filología. Resido en Italia y adoro la pizza.

GDejota

Pese a mi continua obsesión con la literatura, los videojuegos y el deporte, logré acabar mis estudios de filología. Resido en Italia y adoro la pizza.

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