ittle Street Racers es ese algo más ligero; uno que lo lleva con orgullo, además, y que no racanea a la hora de darnos objetivos y retos y carreras, y al que le podemos dedicar toda la vida en pequeñas dosis, si queremos. Es un juego pulido y que sabe de dónde coger las ideas, y también cómo ponerlas en práctica de manera efectiva: es un pasatiempo orgulloso de sí mismo. Cristalizando el arcade en forma y fondo, Milkstone van a por la partida furtiva, el rato muerto, el una más y lo dejo que suele considerarse positivo y de valor en videojuegos; es un arcade especialmente bien hecho, consciente del espacio que tiene para trabajar y con la intención de aprovecharlo al máximo, de explotar hasta el último centímetro. Y cerca queda de conseguirlo