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Baroque Decay apuesta, no obstante, por proponernos un ritmo movido, que no frenético, compactando una historia bien hilada y con un gameplay corto que, lo mires por donde lo mires, deja con ganas de más. En una escena indie saturada de juegos de terror basados en los jump scares yen la decoración de interiores, se agradecen propuestas diferentes y de calidad de la talla de Yuppie Psycho, capaces de convertir el primer día de trabajo en una pesadilla al mismo tiempo aterradora, ácida y divertida.

Lo que no se puede negar es que la criaturita les ha salido monísima y, aunque no tenga del todo claro lo que quiere hacerme sentir, en absoluto se trata de una historia superficial y vacía. Seguramente, si consigues conectar con lo que cuenta te encuentres con uno de tus juegos favoritos del año y, si no, siempre tendrás un buen título terriblemente bello.