FICHA DE CRÍTICA
Confieso que al principio no entendía Minabo, y que durante un buen rato no tenía claro si mi incontrolable familia numerosa o mi nabo plañidero eran resultado de no saber jugar. Al final me acabó llenando una calma muy agradable cuando me di cuenta de que no va de hacerlo bien o hacerlo mal: va de vivir, que ya es bastante.
Leer en su medio original
70