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Blues and Bullets Episodio 2: el avispero se agita con crudeza

NOTA DEL AUTOR: Si no lo has hecho ya, te recomiendo que leas antes de nada mi reseña del primer episodio de Blues and Bullets, puesto que de ahora en adelante no repetiré el análisis y la introducción de los aspectos generales del juego que entiendo son comunes a todos los episodios, y me limitaré a reseñar los cambios o elementos que considere específicos de cada episodio.


Pasaron casi ocho meses entre la salida de la primera entrega de la aventura episódica de A Crowd of Monsters (ACOD), y la de esta segunda, y casi otros dos más hasta que el que escribe ha podido jugarlo de principio a fin. Muy a mi pesar, puesto que “Se acabó la paz” me dejó un muy buen sabor de boca y el deseo de continuar la historia de este reimaginado Elliot Ness.

Y dado el tiempo transcurrido -quizás demasiado- se agradece enormemente el repaso a la anterior entrega con el que nos da la bienvenida este “Agitando el avispero”, al más puro estilo de las grandes series. Tras refrescar la memoria todo apuntaría a que continuaríamos exactamente donde lo dejamos, pero antes hay tiempo para un flashback, algo a lo que nos acostumbraremos en este episodio, en el que exploraremos el pasado de nuestro protagonista, ese que le sigue atormentando décadas más tarde. Por cierto, y sin hacer spoilers, uno de estos flashbacks -que envuelve a un compañero- me parece una de las escenas más memorables de lo que llevamos de juego.

Agitando el avispero

En este segundo episodio se mantienen los pilares del primero. Blues and Bullets es claramente un juego donde la historia y la ambientación son lo fundamental, y la jugabilidad pasa a un segundo plano. Los tiroteos, más habituales y longevos en este capítulo, siguen siendo tan olvidables como en el primero, mientras que en el apartado de investigación, el otro gran pilar jugable, tampoco encontraremos novedades, sólo que, cuando la acción pasa a primera persona para investigar varias pistas en un espacio reducido, se echa de menos un poco más de libertad para dirigir nuestra mirada, puesto que se nos limita a un recorrido predefinido que a veces hace incómodo seleccionar la pista que claramente sabemos dónde se encuentra.

No se si acentúa en este episodio, quizás por tener entornos algo más grandes, pero en todo momento, y especialmente cuando investigamos, se echa de menos una velocidad mayor del personaje. Está claro que lo que ACOM ha priorizado al otorgarle un paso tan pausado a Elliot Ness es darle un mayor empaque a la estética de su juego, haciendo que nuestro alter ego en el juego camine de un modo elegante y creíble, y no que se dedique a correr por el escenario como un pollo loco como sucede en otros juegos. Sin embargo este control hace el juego extremadamente lento, por momentos irritante.

Agitando el avispero

Pero como recalcaba con el análisis del primer episodio, entiendo que es injusto castigar a Blues and Bullets por su jugabilidad, cuando es un juego claramente centrado en que disfrutemos de la historia que quiere contarnos. ACOD se ha preocupado de que la habilidad del jugador no pueda entorpecer el modo en el que quieren contarnos esa historia, reduciendo nuestras interacciones, minimizando los riesgos y los castigos y haciendo que el ritmo del juego no pare.

A cambio nos da una historia que cada vez se torna más interesante, surtiéndonos poco a poco de nuevas respuestas a algunos enigmas del primer capítulo pero creando todavía más preguntas para los episodios venideros. La trama se vuelve cada vez más oscura, y algunas de las situaciones y escenas que nos encontramos en este episodio B&B son brutalmente macabras. Además nos regalan algunas escenas de bastante tensión que ayudan a convertir la experiencia de Blues and Bullets en algo mucho más tétrico de lo que cabría esperar. Sigue siendo un videojuego de detectives, desde luego, pero el camino que lleva su historia va más allá del tono típico de estos juegos. Lo cual es, en mi opinión, excepcionalmente atrayente.

En definitiva, “Agitando el avispero” no se desvía apenas de lo que pudimos ver en “Se acabó la paz”. Para los que ya estamos enganchados a la trama y la ambientación de Blues and Bullets, -y a esa maravillosa banda sonora– y somos capaces de disfrutar de lo bueno que puede ofrecer un videojuego perdonando sus fallos (que se centran básicamente en la jugabilidad) es ya un imprescindible. Los que no disfrutaron del primer episodio no encontrarán aquí nada que ahora los motive a continuar con el resto de entregas. Y a menos que esta tendencia cambie radicalmente, que no lo parece, tampoco lo harán de aquí en adelante.

Agitando el avispero

Me quedan cosas por ver para dar una valoración global del juego, como si las consecuencias de nuestras decisiones van más allá de un simple cambio de cinemática o por el contrario pueden afectar al devenir de la historia, o si el control va a ajustarse un poco más para no entorpecer nuestro disfrute de la trama. Pero de momento estas dos horas más que he pasado en Santa Esperanza las he disfrutado enormemente, sin despegarme del mando, algo que no todos los juegos hoy en día pueden conseguir. Como en las mejores series, me quedo deseoso de disfrutar de un nuevo capítulo.


Versión analizada: PC (Steam)

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Autor

Creador y Director de DeVuego. Padre. Informático. Ex-Vocalista de Death Metal. Pierdo el poco tiempo libre que tengo haciendo webs de videojuegos como esta.

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