En lo más profundo de la psique de cada ser consciente se anida el miedo y el terror. Es una sensación que todos tenemos instalada de forma predeterminada que nos advierte del peligro y en el que se basa gran parte de nuestro instinto de supervivencia. Por supuesto, existen muchos tipos de miedo, desde el más básico a la muerte o al dolor hasta aquellos más profundos como la soledad, los espacios abiertos o el fracaso, pasando por supuesto por el miedo a aquello que no podemos ver o comprender. Carlos Coronado quiere llevarnos a experimentar algunos de estos traumas a través de su saga Horror Tales, cuya primera entrega, “The Wine”, analizaremos a continuación.
La vendimia: Historia y argumento.
Como se puede intuir por el título del juego, el vino tiene un papel fundamental en el desarrollo de la historia. De hecho, y para no caer en spoilers, sólo diré que la búsqueda de una botella de vino es el desencadenante de toda la historia que viviremos a lo largo de las 2-3 horas en las cuales el videojuego nos cuenta su historia. La isla en la que se desarrolla dicha historia está situada en alguna parte del Mediterráneo en la que la familia Banydebosc tiene su caserío y sus bodegas. A través de la exploración de esta isla descubriremos carteles informativos, periódicos y notas en las que se nos revela la aparición de una enfermedad denominada Fiebre de los Diablos que causa fiebres, delirios y alucinaciones hasta la muerte. De hecho, para contener dicha enfermedad se ha recurrido al confinamiento de la población, hasta tal punto que la gente está muriendo de hambre. En este escenario, encarnamos a Martí Vermelló quién en un último esfuerzo por salvar a su seres queridos de las Fiebres de los Diablos asalta las bodegas Banydebosc en busca de una de las últimas botellas de vino, las cuales se dice que pueden salvarte de la enfermedad.
La historia de nuestro personaje es simple y poco interesante ya que en ningún momento se nos cuenta ningún trasfondo del mismo y nuestro único objetivo es conseguir la botella de vino que he mencionado antes. Por ello, el juego carece completamente de diálogos o conversaciones y todo el peso del guion cae en la construcción de su mundo. De hecho, este «world building» es lo más interesante en este sentido ya que nos muestra un mundo cruel, donde el racismo y la estratificación de la sociedad han agravado considerablemente el problema de la pandemia, siendo las clases sociales más modestas las más castigadas por la pandemia. También se menciona de forma directa cómo la familia Banydebosc hace uso de su poder para influir en la política y la sociedad de la isla, siempre en favor de su propio beneficio y en detrimento de las clases menos pudientes.
El pisado de la uva: Mecánicas.
Si hay que catalogar Horror Tales: The Wine en algún género de videojuegos, podríamos decir que es un walking simulator con toques de terror. Por tanto, y como en la mayoría de walking simulators, presenta una estructura sencilla en la que debemos buscar por dónde seguir avanzando, descubriendo los sucesos que han ocurrido en la isla y resolviendo algunos puzles sencillos. La mayor parte de estos acertijos se basan en encontrar las combinaciones jeroglíficas que nos abren la siguiente puerta para continuar y, en mucha menor medida, algunos puzles basados en físicas. El mayor problema que presenta el juego es que los puzles basados en físicas son muy escasos y el resto son todos iguales en esencia, lo que hace que aún durando el juego menos de 3 horas se hagan repetitivos muy pronto.
Este desarrollo basado en puzles y exploración se rompe en ciertos momentos con la presencia de un ser sin cabeza que nos persigue incansablemente aportando así los toques de terror que mencionaba antes. Nuestra única opción en estos encuentros es la huida, ya que no tenemos ninguna posibilidad de hacerle frente. Al igual que ocurre con los puzles, muy pronto estas secciones se tornan repetitivas y generalmente son poco inspiradas más allá del susto inicial. En este sentido me hubiera gustado ver algo más de tensión y preparación al momento del miedo ya que aquello que únicamente nos pondrá el vello de punta es la aparición repentina del enemigo. Es más, tras el impacto inicial la presencia del enemigo es más tediosa que intimidante ya que nuestro personaje es mucho más rápido, no hay opción de esconderse y el diseño del enemigo es poco aterrador.
Continuando con las mecánicas generadas por este enemigo invencible, he de remarcar que crean algunos de los peores momentos del juego. Por ejemplo, en más de una ocasión debemos solucionar un puzle basado en símbolos mientras nos persigue este enemigo de forma incansable haciendo todo el proceso tedioso y pesado y no aportando nada a la trama, a la tensión o al aspecto de terror del videojuego. Es más, en alguna ocasión nos encontraremos con dos de estos enemigos a la vez, quitándole todo el sentido a su existencia. Por último, en este sentido me gustaría acentuar que su presencia no aporta nada a la trama ya que en ningún momento se nos explica quién es, aunque sí podremos deducir su origen en los últimos compases de la aventura por qué nos persigue o por qué está decapitado.
La fermentación: Apartado técnico y artístico.
Como se muestra en las capturas a lo largo del análisis, los apartados técnico y artístico constituyen un pilar fundamental a la hora de construir el mundo en el que se desarrolla el juego. La faceta artística de los escenarios (en especial los exteriores) tienen un gran nivel y, junto a un magnífico uso de la luz, crean estampas mediterráneas de ensueño que estaremos capturando una y otra vez. Mención especial merecen los mares de vino, que crean momentos oníricos llamativos y que impresionan la primera vez que se ven. Para crear estas zonas, el juego modifica el escenario según avanzamos creando puertas, pasillos y áreas completas donde antes no estaban para que cuando nos giremos, demos a un lugar completamente nuevo que desorienta e impresiona a partes iguales.
No se puede decir lo mismo del diseño de personajes. Por una parte es muy escaso, ya que el argumento del juego nos pone muy pocos personajes delante pero lo peor es que tampoco es muy inspirado, con enemigos con un diseño muy genérico. Algo parecido pasa con los interiores en los que abundan demasiado los pasillos estrechos y que, si bien son correctos de forma general y alguno llega a impresionar, otros tantos se repiten y pecan de simples.
La cata: Conclusiones.
Horror Tales: The Wine es un videojuego que presenta muy buenas ideas en cuanto a su localización y la ambientación de su historia pero que flaquea en un desarrollo simple y repetitivo, unos encuentros con enemigos tediosos y un argumento simple. Sin embargo, es importante recordar que este juego ha sido desarrollado por solamente una persona, haciendo de su existencia un logro más que encomiable.
Aunque he tenido un sabor agridulce con este título, estoy profundamente agradecido de haberlo jugado pues no puedo sino esperar con ilusión los dos títulos que quedan de esa Horror Tales saga que podremos jugar antes de que acabe el año.
Autor
Físico, nacido en Granada pero residiendo en Madrid. Desde que a los 5 años cogí un mando de Master System II sólo los he soltado para coger otro nuevo o para currar en el laboratorio.