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Del videojuego al libro: I. Path to Mnemosyne y El Túnel

Esta pequeña “sección” nace de intentar unir dos de mis pasiones: literatura y videojuegos. La idea es simple: partiendo de un juego, quiero llegar a un libro que ofrezca una experiencia similar. No busco una relación evidente, como podría ser El nombre de la Rosa y La abadía del crimen, sino una conexión personal, en principio inexistente, pero que pueda tener su lógica y sentido. Después, los lectores juzgarán si mi idea está bien tirada o si he fracasado estrepitosamente. Sin más preámbulos, doy el pistoletazo de salida con un juego de esos que te hacen darle vueltas al coco y sobre el que me apetecía mucho escribir: Path to Mnemosyne.

Este juego, publicado por Devilish Games en 2018, se construye en torno a una mecánica muy curiosa: todo el videojuego es una especie de túnel en el que sólo podemos avanzar o retroceder en línea recta. Dicho túnel se inicia en el ojo de nuestra protagonista, una niña que nos es desconocida. El juego nos lanza a la aventura sin miramientos y con muy poco contexto, sólo sabemos que tenemos que avanzar hacia delante por un camino que parece no tener final. Por suerte, si sabemos que Mnemosyne hace referencia a la diosa de la memoria en la mitología griega, el título del juego se demuestra muy revelador: el objetivo es recordar; buscar los recuerdos que nos han llevado a esta situación. Para ello, la cámara se sitúa detrás de la protagonista y hace un efecto de zoom interminable, que intensifica la sensación de estar adentrándonos en cada vez más en la psique de la chica.

El túnel y Path to Mnemosyne

Acabé Path to Mnemosyne con mucha inquietud, con pocas respuestas y muchas preguntas. No se puede decir que sea un viaje idílico, pero sí una experiencia fascinante. Los chicos de Devilish Games han ideado una especie de “tubo” que nos lleva a lo más profundo del cerebro de una pequeña niña que parece hacer esfuerzos por recordar algo terrible. Al terminar el juego no pude evitar pensar en un libro que leí hace tiempo y que, salvando las distancias, me despertó una sensación parecida.

El Túnel imagen libro
Edición que yo he leído.

El nombre del libro ya parece indicarnos que las similitudes son muchas, me refiero a El túnel, escrito por Ernesto Sábato y publicado en 1948. Esta obra argentina, escrita en primera persona, nos cuenta las razones que llevan a un pintor, llamado Juan Pablo Castel, a asesinar a su amada, María Iribarne. El nombre del libro no hace alusión a un emplazamiento, objeto o lugar que podamos encontrar dentro del texto, sino al proceso mental que sufre el protagonista. Este pintor frustrado tiene una obsesión casi enfermiza con Maria, única persona capaz de comprender la magnitud e importancia de una de sus obras. Con un estilo de narración que recuerdo como ágil y preciso, se nos cuentan todos los desvaríos y pensamientos casi esquizofrénicos que tiene Juan Pablo al pensar en esta mujer. Su mente, al igual que la de la niña de Path to Mnemosyne, entra en una especie de túnel de pensamientos del que no puede escapar. Cuanto más se adentra, más terribles son sus reflexiones, decisiones y actos.

No comparo las razones, líneas de pensamiento de los protagonistas o tramas de las obras, puesto que son radicalmente diferentes. En Path to Mnemosyne no sabemos con exactitud qué sucede, sólo podemos intuirlo a través del entorno y alguna que otra frase que retumba en nuestra cabeza; además, el objetivo es recordar, no pensar. En El Túnel sí que sabemos, con todo lujo de detalles, lo que Juan Pablo piensa y el porqué. El videojuego propone un viaje inocente, onírico y no muestra, sólo sugiere, que algo horrible ha sucedido, mientras que el libro es directo, crudo y realista. Sin embargo, el camino que los protagonistas recorren sí es comparable: ambos entran en un laberinto mental del que no parecen ser capaces de salir y que sólo tiene una solución: ir hacia delante, aunque esto implique perderse aún más. La soledad que sentimos al recorrer la mente de la chica de Path to Mnemosyne también la percibimos al leer la mente de Pablo Castel. Los dos son personajes traumatizados, que parecen necesitar urgentemente de la compañía y comprensión de un tercero para salir de la terrible espiral en la que se hayan inmersos.

El túnel y Path to Mnemosyne

El estilo de narración es diferente. Path to Mnemosyne es contemplativo y sutil. Sin apenas diálogo, si ignoramos el entorno y nos dedicamos simplemente a avanzar y completar puzles, podemos acabar el juego y no percibir lo tétrico de la atmósfera. El Túnel, sin embargo, es explícito y tiene un ritmo frenético, casi agotador a la hora de leer. Curiosamente, el punto de encuentro entre las dos obras, que es el viaje al subconsciente humano a través de un camino con forma de túnel, se percibe más claramente en el videojuego: la cámara posicionada detrás de la chica y moviéndose al ritmo del zoom lo hace muy evidente. En el libro, el túnel es algo metafórico que hace referencia a la oscura y solitaria forma de vida y la incapacidad del protagonista de salir de las trampas de su propio cerebro. Un lugar negro en el que paso a paso, pensamiento a pensamiento, se va adentrando. Sus tóxicas reflexiones serían el equivalente a los hostiles dibujos y elementos (cadáveres, esqueletos, animales oscuros…) que encontramos en los escenarios de Path To Mnemosyne y que dan ese aura de pesadilla al videojuego.

“Mi cabeza es un laberinto oscuro. A veces hay como relámpagos que iluminan algunos corredores. Nunca termino de saber por qué hago ciertas cosas.”

El Túnel. Ernesto Sábato

La brevedad es fundamental en ambas obras. Es más, diría que se pueden consumir en tiempos parecidos: un par de horas de viaje es lo que nos ofrece cada uno. En Path to Mnemosyne es algo impuesto por la propia naturaleza del juego: la mecánica del zoom infinito no da pie a demasiada variedad de puzles y, de durar más, seguramente habría sido repetitivo y aburrido. El Túnel nos narra la caída libre sin paracaídas de una persona a base de sus propios pensamientos autodestructivos y, de haberse extendido, probablemente no ofrecería una lectura tan impactante e intensa.

El túnel y Path to Mnemosyne 3

Ambos, al final, acaban llegando al final del camino. En el caso de Pablo Castel, lejos de encontrar la paz, acaba por sucumbir ante las sombras y paranoias que su mente había ideado. En el caso de Path to Mnemosyne, todo queda más abierto y sujeto a interpretación del jugador, pero se percibe un cierre positivo y optimista. Dos obras separadas por décadas y kilómetros de distancia, seguramente sin relación entre sí, pero unidas por un concepto de túnel que, pese a explotarse de formas diferentes, puede despertar sentimientos equivalentes. Por un lado, un libro que explora la naturaleza sombría de un pintor solitario desde un punto muy realista y visceral; por otra parte, un videojuego minimalista y onírico que nos ofrece un ligero, pero perturbador, viaje a la memoria de una niña. Ambos protagonizados por personajes atormentados que parecen buscar la salida de un complejo túnel y, si exploramos ambos, veremos que no todos tienen luz al final.

Path to Mnemosyne está disponible en Steam, PS4, Nintendo Switch y pronto en plataformas móviles. La edición de El Túnel leída es la de Cátedra.

Este texto se ha publicado de forma anticipada para los Patrons que colaboran con el proyecto. Además, les animo a realizar propuestas de videojuegos para el siguiente.

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Autor

Pese a mi continua obsesión con la literatura, los videojuegos y el deporte, logré acabar mis estudios de filología. Resido en Italia y adoro la pizza.

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