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The Sexy Brutale y la metabolé del Marqués

La capacidad de Tequila Works para embellecer visualmente sus proyectos resulta ser un rasgo que, desde sus inicios, les ha caracterizado muchísimo; todas sus obras lucen un apartado estético espectacular, y de hecho, a mí, personalmente, siempre han conseguido atraerme especialmente por eso.

La primera vez que escuché acerca del proyecto The Sexy Brutale (Tequila Works, 2017), allá por abril del año pasado, hallé sentimientos encontrados, desde un primer momento, a causa del diseño artístico y la ambientación que presentaba. Como con cualquier título de Tequila, el mimo que reflejaba en la elaboración visual me tentaba salvajemente; aunque he de admitir que me parecía una obra la cual, a nivel jugable, no me inspiraba demasiada confianza. Es cierto que al hablar de The Sexy Brutale estamos refiriéndonos al trabajo del estudio Tequila Works, uno de los grandes referentes en la industria española del videojuego. Sin embargo, en mi caso el “problema” no radicaba en los desarrolladores perse, sino en la desagradable experiencia que había tenido, años atrás, con The Legend of Zelda: Majora’s Mask (Nintendo EAD, 2009), un título que ofrece, entre muchas otras cosas, una mecánica muy parecida a la que podemos ver en esta coproducción realizada por Tequila Works y Cavalier Game Studios (estudio de desarrollo con sede en el Reino Unido).

No obstante, pese a todo, finalmente decidí adentrarme en la obra y probar la última versión lanzada el pasado 7 de diciembre de 2017 para Nintendo Switch. Antes de nada he de estipular que desconozco si esta edición contiene diferencias significativas respecto a las demás versiones del juego, pero al ser un título bastante minimalista, y humilde, no creo que ofrezca nada nuevo más allá de la evidente portabilidad, la cual, por cierto, se adapta muy bien a la estructura inicial del juego.

Si bien es cierto que previamente The Sexy Brutale me trasmitía un pequeño porcentaje de desconfianza, a nivel mecánico, a día de hoy, tras haberlo terminado (en una sesión de juego que me ha llevado, en total, diez horas), creo que no puedo decir otra cosa que no esté intrínsecamente relacionado con lo gratamente sorprendido que me ha dejado.

La premisa principal de The Sexy Brutale transcurre durante un día sin fin en el interior de una mansión señorial inglesa, la cual ha sido convertida en un extravagante casino (cuyo nombre coincide con el título del juego) por su propietario: el misteriosos y enigmático Marqués. Por otra parte, el papel que nos tocará interpretar a nosotros, los usuarios, recae en Lafcadio Boone, un aparente sacerdote que se ha visto atrapado en la mansión y en todo el alboroto que, posteriormente, dará inicio.

Nuestro protagonista despierta cada día a las 12:00 del mediodía al lado de un gigantesco reloj compuesto por engranajes y muelles. De hecho, hay varios de ellos repartidos por toda la mansión, los cuales tendremos que usar para establecer diferentes puntos de guardado. Como jugadores, tendremos hasta las 22:00 de la noche —diez minutos en tiempo real— para llevar a cabo una serie de acciones que tienen como objetivo crucial evitar las tétricas muertes que sufren los invitados a manos de los sirvientes de la mansión, un grupo de siniestros individuos bajo órdenes del Marqués.

Para que podamos conseguir obtener la “victoria” en nuestro cometido, deberemos ir registrando ciertas habitaciones hasta hallar un item específico, o resolver un aparente puzles, que alterará el oscuro destino que acecha a cada uno de los pintorescos sujetos enmascarados; no obstante, para ello, deberemos descubrir primero de todo la forma en la que tienen que ser salvados cada uno de ellos, entrado así en una dinámica de puzles que abarca, asimismo, la construcción del propio argumento narrativo. Cabe destacar que la pequeña —aunque inteligente— curva de dificultad adapta estupendamente bien los asesinatos a cada momento y situación. Naturalmente, a medida que avancemos, los asesinatos van tornándose en coyunturas bastante más complejas… y pueden requerir, alguna que otra vez, pequeños comederos de cabeza antes de dar con una solución concisa.

Cada vez que consigamos alterar el destino y, por consiguiente, salvar a alguno de los invitados, Lafcadio obtendrá un poder oculto relacionado con la máscara del sujeto en cuestión, acumulando así distintos “power ups”  que nos servirán, principalmente, para interactuar con el entorno. De esta forma podremos, de un modo más sencillo, explorar aún más a fondo la mansión, a parte de ir descubriendo los secretos de su pasado y por supuesto de sus habitantes, hasta llegar a la tenebrosa verdad escondida en el corazón de The Sexy Brutale.

Cabe mencionar que nuestro protagonista, Lafcadio Boone, no solamente no debería estar en el Sexy Brutale, sino que, además, su presencia anómala no puede (y no debe) ser detectada, al menos tradicionalmente. Aun así, si bien no puede ser visto por los ocupantes humanos de la mansión, las elaboradas máscaras que todos usan saben, de alguna manera, que él está allí; y si detectan nuestra presencia se levantarán de sus cabezas y flotarán hasta donde estemos posicionados, terminando por infligir daño al entablar contacto. Cuando eso ocurre, toda la actividad en la mansión se congela (concretamente la que se esté llevando a cabo en la habitación de turno), y los jugadores no pueden interactuar con nada cercano; sin embargo, si somos suficientemente rápidos, podemos salir por alguna de las puertas que haya cerca, dejando al “enemigo” atrás.

La progresión en The Sexy Brutale se mide, entre otras cosas, a través de los hallazgos que vamos realizando con el señor Boone en cada una de las habitaciones. Deberemos ir escondiéndonos cuidadosamente, observando y desvelando las turbias historias del resto de los asistentes para entender el porqué de cada movimiento realizado, tanto por ellos como por nosotros; y, de igual manera, para llegar a comprender la arquitectura del recinto. Todo lo que acontece entre los sinuosos y decorados muros de la mansión del Marqués, al final, tiene una razón de ser.

A términos jugables, The Sexy Brutale es una aventura gráfica en tercera persona con la peculiar posibilidad de repetir el día una y otra vez, gracias a un característico reloj de bolsillo que obtendremos al inicio de nuestra aventura. En base a eso tendremos que gestionar el tiempo que vamos a dedicar, antes de que termine el día, a resolver cada uno de los asesinatos que se nos presenten. Mas no deberemos preocuparnos de obtener un “Game Over” cada vez que fallemos al intentar rescatar a una víctima: en la mansión todo sucede en tiempo real, e inclusive de manera solapada; nosotros, junto a Lafcadio Boones, solamente somos una pieza más en este enorme bucle en el que todo sigue su curso, independientemente de si elegimos actuar o no. Me ha parecido brillante la decisión de determinar el efecto contratiempo como un factor que no agobia excesivamente, pero que a su vez se presenta como algo elemental.

En mi opinión, el mayor defecto que envuelve a este port para Nintendo Switch, sin duda, es el rendimiento que presenta en la consola. Como mencionaba al inicio de este texto, el juego luce artísticamente brillante, al igual que jugar en el modo portable de Switch resulta muy agradable; empero, en todo momento, las fluctuaciones del framerate dificultan al jugador poder disfrutar de una experiencia medianamente estable.

Por otro lado, es cierto que la historia va mejorando hasta llegar a un punto culminante; no obstante pese a que, a fin de cuentas, ésta sea uno de sus puntos fuertes, creo que contiene pequeños tropiezos de cohesión y contextualización (sobre todo al principio), dado que no terminan de encuadrar demasiado bien al usuario. El juego arranca sin apenas habernos cedido información suficiente para que nosotros podamos saber, durante las primeras horas de juego, qué sentido tiene realmente todo aquello que vamos desempeñando; aun así, gracias al factor de exploración que contiene la obra (en primera instancia bastante limitado) poco a poco podremos ir recogiendo el hilo conductor, el cual va sofisticándose de cada vez más.

Concibo que resulta bastante difícil hablar de The Sexy Brutale sin entrar en el delicado terreno de los spoilers, pero opino que cada uno de los pilares básicos que he expuesto, y que sostienen la delicadeza de la obra, contienen suficiente valentía y carácter —gracias a la dedicación de ambos estudios— como para hacer de este juego un interesante AS bajo la manga.

The Sexy Brutale, independientemente de contener un port regular muy mejorable y unos entrelazados de guión un tanto confusos, quizá te hará desear más de él; pero creo que el abanico de cartas con el que juega tampoco dejará de sorprenderte. A fin de cuentas, la coproducción de Tequila Works, encargados de todo el diseño artístico, y Cavalier Game Studios, responsables de todo lo demás, termina por confeccionar una decente invitación a un concierto con telones de terciopelo rojo, detrás de las densas cortinas de humo, donde los cambios en la ruleta de la fortuna depende única y exclusivamente de nosotros.

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Autor

Escritor aficionado y artista frustrado. Apasionado por la filosofía y las buenas historias. Entusiasta de la narrativa y la estética. Mi obsesión por H.P. Lovecraft me trasladó al mundo del rol y, desde entonces, no puedo salir de él. «Ph'nglui mglw'nafh Cthulhu R'lyeh wgah'nagl fhtagn».

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