Estamos ante un juego de puzles bastante fuera de lo normal, su jugabilidad es extremadamente fácil, pero no sus puzles, que te harán recorrer los pasillos de la mansión hasta el último rincón buscando la solución a esa puerta que no se abre, a ese mecanismo que falla o a ese cuadro que jurarías que te está mirando. La parte de terror, al menos y desde mi punto de vista es nula. No se crea ninguna situación de miedo, no hay enemigos ni sustos, lo que sí podremos notar es algo de tensión en algún momento puntual.
La música hace muy bien su trabajo y algún detalle que iremos viendo en nuestro recorrido generará expectación y un muy leve mal rollo, pero no miedo ni terror. Estas situaciones son muy escasas y se echa en falta algo más de suspense. Eso sí, en realidad, en un juego de puzles donde tienes que estar centrado en resolver los enigmas, se agradece que el miedo sea más bien flojo, ya que cuanta más tensión, menos concentrado estás, así que por ese lado, es un punto a favor que el terror sea más bien subjetivo. La oscuridad y la luz de la cerilla es lo que da esa sensación de soledad y genera unas luces y sombras que no sabes si lo que hay al fondo de la habitación es un cuerpo, un maniquí, o solo una sombra. Tengo que admitir que subí el brillo porque ni siquiera podía ver algunas frases con tono irónico que aparecen en la primera zona del mapa.
La originalidad de The Great Below reside en cómo nos movemos por el mapa y cómo interactuamos con el entorno, haciendo de este título algo distinto y fresco, aunque si fuera algo más largo, con algo más de historia o con alguna voz en off, sería quizás algo más entretenido y llevadero.