FICHA DE CRÍTICA

Si nos ponemos quisquillosos podríamos sacar alguna pega más, como el hecho de que el sistema de progreso mediante objetos y mejoras de nuestro rosario - el elemento de nuestro inventario que nos permite aumentar la vida o defensa o resistencia mágica de nuestro personaje conforme vamos avanzando - no tiene un efecto tan sustancial sobre el gameplay como parece a priori. Pero al final, serían minucias. Más allá de eso, creo que podemos tomarle el pulso a la validez de un metroidvania - o un género derivado - por la cantidad de veces que nos hace sonreír: esas ocasiones en las que nos pilla desprevenidos cuando encontramos un atajo que lleva a un lugar que nos esperábamos, o conseguimos superar un obstáculo que en otro momento nos parecía imposible. De estos instantes Blasphemous tiene decenas, si no cientos; y es eso lo que hace que, al final, sólo queramos más, todo el rato, hasta que hayamos explorado todos y cada uno de sus rincones.

Leer en su medio original
 
10/09/2019

  Compartir