
Gregorio «Goyo / Dejota»
Espinar
Jefe de Redacción de DeVuego y Vicepresidente de Asociación DeVuego
No sé cómo estará funcionando Membal en el mercado, pero es una pena que un juego tan bien hecho, que tras un arte naíf y encantador esconde un complejo diseño con mecánicas bien entrelazadas y con un aura tan positiva pueda pasar desapercibido en nuestra industria. Los minijuegos son variados, divertidos y activan nuestra materia gris, el componente de creación de un pueblo es lo suficiente detallado y cuenta con el contenido necesario como para empujarnos a jugarlo a diario, pero lo más importante es la atmósfera de positivismo que destila el juego. Es imposible no sentir paz o felicidad al cruzarte un vecino, al cambiar de peinado o simplemente recorriendo la pequeña aldea que habremos decorado a nuestro gusto. En definitiva, Membal tiene muchas papeletas para convertirse en un ‘juego refugio’ para el jugador y, de paso, mejorar su memoria.
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