Las ofertas de las diferentes plataformas esconden videojuegos interesantes a precios irrisorios. Un ejemplo de esto es Concept Destruction videojuego de Thinice Games disponible en todas las plataformas que yo he adquirido por 2€ en PlayStation 4 aprovechando las últimas ofertas.
La propuesta de Concept Destruction resulta muy interesante para los que, como yo, somos aficionados al género de conducción pero nuestra habilidad al volante roza la ridiculez. En este juego conducimos coches en miniatura hechos de cartón en una batalla a muerte. No hay carreras, curvas o líneas de meta. Tenemos que lanzarnos a por los rivales y destrozarlos a trompazos antes de que lo hagan ellos. Gana el que sobrevive cuando el reloj llega a cero o, en caso de que queden varios coches en funcionamiento, el que más puntos haya amasado.
La destrucción por bandera
Concept Destruction nos ofrece varios modos de juego. Empezamos por un pequeño tutorial en el que se nos enseñan las mecánicas básicas. Lo más relevante es saber cómo y dónde impactar contra los rivales para causar el mayor daño posible. Son coches en miniatura, de modo que un golpe certero usando el turbo en la zona trasera, cerca del motor, los deja inutilizables; un impacto frontal, sin embargo, no es tan efectivo. Medir bien el momento de impacto es importante porque nuestro coche no sale precisamente ileso de cada colisión. El único ‘problema’ que he encontrado es la aleatoriedad de algunos impactos: en ocasiones un pequeño toque nos hará perder la partida y en otras nos reventarán a toda potencia pero seguiremos en juego. Lo mismo cuando seamos nosotros los agresores. Al final el único modo de asegurar una ‘kill’ es golpeando de forma clara la parte posterior de los vehículos.
Superado el tutorial, cosa que nos llevará cinco minutos, pasamos al modo campeonato. Jugaremos en una serie de circuitos y, en función de los coches que destrocemos y del daño que generemos, obtendremos puntos y escalaremos posiciones en la liguilla. La dificultad de este modo no se encuentra en ganar la liga, algo bastante fácil, sino en llegar al último nivel sin que nos destrocen y es que la IA tiene muy malas pulgas. Sin ser especialmente inteligente, los rivales dan prioridad a quien les ha agredido – comprensible – y a los coches más perjudicados. No es un modo de juego largo, pero en base a los puntos que obtengamos iremos desbloqueando diferentes coches. Los últimos requerirán de buenas dosis de habilidad y suerte.
Contamos también con un modo Supervivencia en el que todos los coches irán contra nosotros. El inicio de partida en este modo nos hará soltar una carcajada al ver como todos los coches ponen el turbo en nuestra dirección. Un modo terriblemente divertido en el que tendremos que competir contra nosotros mismos para ver cuánto tiempo aguantamos o si somos capaces de acabar con todos los rivales. También tenemos un par de modos algo irrelevantes como la posibilidad de jugar los diferentes niveles por separado o el modo turismo en el que no podemos ser destruidos.
La guinda al pastel la pone el modo multijugador local, principal aliciente del videojuego. Las opciones para un jugador son entretenidas y nos darán un par de tardes de entretenimiento, pero pueden hacerse algo cortas. El multijugador, sin embargo, puede ofrecernos piques y risas con amigos durante mucho más tiempo. Carece, eso sí, de funciones online.
Intensidad metalera
Visualmente Concept Destruction es un juego que luce muy bien. Las físicas del juego, especialmente en las colisiones, están muy trabajadas y resulta muy divertido ver cómo los vehículos van perdiendo piezas con cada impacto para terminar conduciendo una especie de amasijo con ruedas. Además, el estado de nuestro coche afectará, como es normal, a la conducción. Intentar sobrevivir con un coche abollado y sin dos ruedas es toda una hazaña. Es de alabar también el diseño y variedad de los coches, cada uno con características diferentes que nos beneficiarán en función de nuestro estilo de juego, algunos son bestias de combate y otros están más enfocados a esquivar enemigos.
El frenetismo que se genera durante gameplay debe mucho al buen acompañamiento musical basado en melodías metaleras que, como los coches enemigos, no nos dan ni un respiro y nos mantienen en constante tensión.
Algo más flojo veo el diseño de niveles que, sin ser malo, me ha parecido algo pobre. Son siempre mesas de escritorio que simulan lugares como plazas o estadios con objetos cotidianos que, para nuestros coches en miniatura, parecen enormes. Por ejemplo, jugaremos entre lapiceros, bolígrafos, reglas, latas de refresco y hasta cajas de pizza. Sin embargo, los escenarios finales cuentan con rampas que llevan a diferentes niveles y resulta fácil perderse o peor aún, perder de vista a los enemigos. Un par de veces he perdido la partida por estar demasiado tiempo sin chocar contra un rival no por mi culpa, sino por no ser capaz de localizarlos. Por otro lado, también hay algún que otro desajuste con la cámara que sigue a nuestro vehículo y que no nos ayuda a tener bajo control todo el escenario, provocando algún que otro choque indeseado. Existe la posibilidad de moverla para ver lo que sucede a nuestro alrededor, pero el sistema de control es mejorable.
Thinice Games – estudio compuesto por un sólo dev – ha logrado lo más importante a la hora de desarrollar un videojuego: que sea divertido. Podemos quejarnos de la duración, de la imprecisión de la cámara o de otras pequeñeces, pero lo innegable es que Concept Destruction es una fuente de diversión, risas y piques.
Conclusión
Concept Destruction es un videojuego que ofrece entretenimiento fresco y directo al grano. Es todo un acierto por parte del desarrollador alejarse de las carreras – género en el que es difícil aportar algo nuevo – para ofrecer una mecánica diferente con la que descargar toda nuestra rabia. Tiene algunos aspectos mejorables, como el manejo de la cámara, pero es absurdamente divertido reventar coches.
Autor
Pese a mi continua obsesión con la literatura, los videojuegos y el deporte, logré acabar mis estudios de filología. Resido en Italia y adoro la pizza.
