Skip to content Skip to footer

Aragami 2: sigilo no jutsu

Hace cinco años, en el ya lejano y prepandémico 2016, Lince Works publicó su primer título, Aragami. Este juego, un plataformas 3D de sigilo muy resultón, ponía un especial mimo en las dinámicas de desplazamiento y la agilidad de su protagonista para despertar en el jugador la emoción de ser un auténtico ninja, y sin duda lo consiguió. Tanto la crítica como el público lo recibieron con efusividad, ganando por el camino cantidad de premios (entre ellos, un par de galardones en los premios DeVuego 2016). Ahora, media década y un DLC después, el equipo barcelonés publica el esperado Aragami 2, un título que busca ampliar las fronteras de su precuela y que aspira a, en todos sus aspectos, ser más y mejor.  

Pero esos dos conceptos no siempre tienen por qué ir de la mano, y es precisamente en esa escalada de ambición donde Aragami 2 encuentra sus luces más brillantes y sus sombras más tenebrosas.

En lo que a ambientación respecta, este nuevo título ubica al jugador en el mismo mundo que ya planteaba su primera entrega: un Japón feudal donde unos soldados de élite, los aragami, llevan a cabo misiones y encargos ayudados por un poder sobrenatural que les permite controlar las sombras. En este caso, el ninja que controlamos se ve involucrado en una guerra contra un ejército que pretende invadir la aldea que lo acoge nada más iniciar la partida. Y sé lo que estaréis pensando: “¿aldeas enfrentadas? ¿ninjas sigilosos siendo contratados para cumplir misiones? No me digas más: el protagonista viste de naranja y corre por el mundo gritando el nombre de su mejor amigo, Sasuke”.

Pero no, estimados lectores amantes de la narutada. La verdad es que, aunque la trama de Aragami 2 arranca con fuerza y se plantea con cierto interés, su desarrollo termina siendo bastante insípido, con pocos acontecimientos realmente sugerentes y sin un avance que nos haga interesarnos por el porvenir de la aldea. Aunque, bien pensado, esto tampoco tiene por qué ser un problema grave. Poco importa si llegasteis a este juego atraídos por su ambientación o buscando una historia sorprendente, porque lo que sin duda hará que os quedéis son sus mecánicas de sigilo.

Cabe decir que la buena gente de Lince Works partía de una buena base para idear el gameplay de este título, porque el de la primera entrega ya era de notable alto, pero en esta secuela han conseguido refinar todo lo relacionado con el movimiento del aragami hasta el extremo. Cada vez que nos desplacemos por el mapa, los saltos se encadenarán con los dashes y los sprints para formar un baile de acrobacias y agilidad extremadamente fluido. Todo esto nos servirá para infiltrarnos en fortalezas, eliminar a guardias sin ser vistos y, en general, cumplir los objetivos de cada misión, pero también hay un gran factor de expresión para el jugador en cada movimiento del aragami. El diseño de niveles es tan rico y ofrece tantas opciones para llegar a un mismo punto que resulta extremadamente gratificante —y tremendamente divertido— explorar en busca de las rutas más trambólicas.

Y, si os llegaseis a cansar del sigilo y os apeteciese algo de acción más directa, Aragami 2 también ofrece una buena ración de espadazos y choques de katanas. Cuando un guardia nos vea, o cuando decidamos salir de las sombras para enzarzarnos en una pelea cara a cara, la cámara se acercará y entraremos en modo combate. En estos duelos, tendremos que romper la guardia del enemigo mediante parrys y contraatacar en el momento justo para asestar golpes decisivos —los reflejos y el buen timing cobran gran importancia, y en el ambiente se respira una solemnidad con un delicioso regusto a Sekiro—. Al estar este estilo de combate tan pensado para los duelos uno a uno, pueden resultar poco satisfactorios (o incluso frustrantes) los momentos donde se juntan varios enemigos a nuestro alrededor, pero de nuevo es importante recordar que este es solo uno de los modos de afrontar las misiones. Si la cosa se pone demasiado fea, o si simplemente nos apetece probar un acercamiento distinto, una retirada a las sombras es siempre una buena opción.

Por desgracia, este gameplay tan satisfactorio se disuelve en un océano de misiones rutinarias y poco variadas. Como decía al principio, el ciclo de juego de Aragami 2 se cimenta en una villa central donde podremos charlar con los habitantes y visitar algunas tiendas, y en un sistema de misiones que nos llevarán a niveles cerrados (aunque bastante grandes) donde cumplir alguna tarea. Cuando consigamos completar el encargo, volveremos a la aldea para ver avanzar un poquito la historia, gastar un par de puntos de experiencia en una nueva habilidad, y volver a empezar el ciclo con una nueva misión. Sobre el papel, esta estructura no tiene por qué ser mala, y de hecho en un principio se antoja más apetecible que la del primer juego, que era bastante más lineal. Los problemas, sin embargo, llegan cuando el gran número de misiones necesarias para completar el título no plantean diferencias suficientes en su desarrollo, y hacen que el conjunto se sienta repetitivo a las pocas horas.

Es complicado, por tanto, extraer una conclusión para Aragami 2. Por separado, la mayoría de sus partes han mejorado respecto a la primera entrega, con lo que deberíamos poder considerarlo una buena secuela. Sin embargo, es a la hora de juntar estas partes cuando no terminan de encajar y forman una estructura que, aunque resulta vistosa y llamativa, tiene grietas que comprometen su solidez. Si os interesa un juego de sigilo rápido y espectacular, donde explorar escenarios intrincados y con muchas posibilidades, sin duda esta es una buena opción para tener en cuenta. En el caso de que busquéis alicientes más allá de lo puramente mecánico, la falta de variedad en los objetivos, sumado al excesivo número de misiones y a una trama intrascendente, pueden hacer que las 15 horitas que dura se hagan largas.

¿Te ha gustado? Apóyanos en Patreon para seguir creciendo y obtén acceso a contenidos exclusivos
Become a patron at Patreon!

Autor

Redactor | Web

Ambientólogo y camarero. Amante de lo japonés, los dinosaurios y la sanfaina con atún. Escribo y juego tumbado, normalmente desde Barcelona.

Leave a comment

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.