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Timothy vs the Aliens: blancos y negros de un juego monocromo

Cuando un tipo como yo pretende analizar una obra (un videojuego en mi caso), hay muchas cosas que debe tener en cuenta. Dependiendo del crítico, factores como la narrativa, la música, la pulidez del gameplay y tantos otros tendrán una importancia diferente a la hora de establecer su veredicto final. Sin embargo, hay algo que prácticamente siempre condiciona esta opinión y pocas veces se deja claro: si el crítico ha tenido que pagar por el producto que analiza. En función de si la persona encargada del análisis ha tenido que desembolsar el precio de la obra o no, su opinión puede cambiar mucho, tendiendo a ser más permisivo con los errores si esta le ha salido gratis. Esto pasa sobre todo en los títulos que sin ser muy malos, tampoco pueden considerarse maravillas. Un videojuego realmente malo no va a gustar ni regalado y, por otro lado, a nadie le importa pagar por una obra maestra. Es, por tanto, en estos títulos que rondan el “bien” donde este factor puede afectar más a la valoración. Y este, damas y caballeros, es el caso del juego que nos reúne hoy aquí: Timothy vs the Aliens.

Timothy vs the Aliens es un videojuego desarrollado por WildSphere a través el programa PlayStation Talents el pasado 2018. En él controlaremos a Timothy, un gangster de la ciudad de Little Fish City que tendrá que enfrentarse a los alienígenas, que han aparecido para devorar a los humanos.

Según los desarrolladores, estamos ante un juego de mundo abierto basado en las plataformas y la acción. Por mi parte, en cambio, creo que llamarlo “mundo abierto” es ser demasiado ambicioso. Si bien es cierto que el escenario principal es un área amplia en la que se nos da libertad de movimiento, yo lo identifico mucho más con los juegos de acción-plataformas 3D de los 90. Para que me entendáis, diría que es algo bastante parecido a un mundo de Super Mario 64, con espacio para plataformear, algunos enemigos esparcidos a los que dar candela y coleccionables que recoger. La cosa es que únicamente tenemos este mundo, y la mayoría del tiempo que pasemos en él estaremos rodeados de edificios genéricos, de manera que se hace escaso y repetitivo con bastante rapidez.

Dejando de lado esta aclaración, toca arremangarse porque hay bastante tela que cortar. Empezando por las mecánicas y el gameplay, Timothy vs the Aliens  es, como ya he dicho antes, un juego de plataformas y acción. Respecto a las plataformas, la jugabilidad es bastante tradicional, pero el control está poco pulido. A veces es complicado dirigir un salto, y el desplazamiento puede hacerse tosco. Las partes de acción, en cambio, me han parecido bastante mejores. Aunque no dispondremos de muchos tipos de armas (4 contando con la que se empieza), lo cierto es que son bastante diferentes entre ellas. Por desgracia, no se puede decir lo mismo de los enemigos. Sin tener en cuenta los jefes, hay tres tipos de aliens: los naranjas (pequeños y más escurridizos), y los verdes o rojos (más grandes y lentos), que son exactamente iguales excepto por que los rojos aguantan más disparos. Además, ninguno supone un desafío a la hora de derrotarlos. Lo único que hay que hacer es disparar como un demente hasta que mueran. Sin duda, los momentos más interesantes son en los que una cúpula amarilla encierra a Timothy y tendremos que derrotar a rondas de enemigos en un espacio pequeño. Sin ser tampoco algo complejo, el combate se vuelve más emocionante al estar limitado a un espacio tan reducido.

No podemos terminar de hablar sobre la jugabilidad sin mencionar los coleccionables, uno de los puntos clave de este tipo de juegos. De entrada no hay ningún problema con este aspecto. Aunque algunos están puestos con más gracia que otros, por norma general están bien ubicados y es divertido ir buscándolos. Sin embargo, me siento obligado a utilizar el megáfono que me proporciona Internet para advertiros de un problema importante que he encontrado en el título. Aunque no trata 100 % sobre los coleccionables sí tiene bastante que ver, y como no he encontrado un sitio mejor para meterlo, os lo dejo a continuación.

Llegados a cierto punto, justo antes de acceder a la pantalla final, aparecerá el clásico mensaje de “¡Cuidado!, si pasas de aquí no podrás volver atrás”. Con eso no hay ningún problema, es algo que hacen muchos juegos y se entiende que si estás en la última misión no tiene mucho sentido volver atrás para seguir recogiendo coleccionables, ni mecánica ni narrativamente. La cosa es que, en este caso, esa afirmación va demasiado en serio. Cuando dice que una vez pasada esa puerta no podremos volver atrás, se refiere a que en esa partida nunca más podremos. Si después de terminar el juego volvemos a cargar la partida, lo normal sería aparecer justo antes de que se nos plantee esa decisión, de manera que si queremos volver a repetir el final podamos hacerlo, y si queremos recoger algunos objetos que nos falten por encontrar, pues también. Pero en este juego la cosa no funciona así. Si después de haber completado la historia y haber visto la cinemática final vuelves a cargar partida, lo único que verás es de nuevo la última cinemática. Cuando esta termine, el juego te llevará automáticamente al menú principal de nuevo, siendo imposible volver a jugar a esa partida y teniendo que empezar una nueva.

Si quieres pasearte un rato más por el mundo no es mucho problema, porque al ser el juego cortito (a mí me ha durado unas 5 horas) es fácil volver a jugarlo. Pero en mi caso, que simplemente quería entrar para terminar de buscar algunos coleccionables, me molestó bastante porque empezar una partida nueva supone, evidentemente, perder todo el progreso. Es una lástima que existan estas trabas si tenemos en cuenta que conseguir todos los coleccionables es uno de los objetivos principales de este tipo de juegos.

Sobre los controles también tengo un par de cosas que decir. Lo primero es que las acciones están asignadas a unos botones del mando que en determinados momentos entorpecen la experiencia de juego. Por poner un ejemplo, para cambiar de arma se utilizan los botones derecho e izquierdo de la cruceta. Esto resulta incómodo porque nos obliga a dejar de desplazarnos (con el joystick izquierdo) para poder efectuar el cambio y nos deja expuestos a que un alien nos dé pal pelo por quedarnos ahí quietos. Pero más importante me parece el hecho de que no exista ninguna posibilidad de personalización ni de los controles ni de ningún tipo. No se puede cambiar el uso de los botones, ni el volumen de la música y los efectos, ni la claridad de la imagen, ni lo peor de todo: invertir los ejes de la cámara. Seguramente penséis que este no es un problema grave porque solo los demonios juegan con los ejes invertidos y, por tanto, me lo merezco. Y tampoco pretendo quitaros la razón, pero no creo que sea muy complicado añadir un menú de opciones donde poder cambiar estos settings y seguro que mejoraría enormemente la experiencia de muchos jugadores.

En relación a la historia, sólo cabe decir que es completamente anecdótica. Al principio puede parecer que tendrá un cierto peso en el título, pero nada más lejos de la verdad. En realidad, la trama simplemente es una excusa para que demos saltos por ahí y peguemos algunos tiros. Esto no es algo malo de por sí, pero si buscáis un título donde la trama sea importante no lo encontraréis aquí.

Para ir acabando sólo queda hablar del aspecto más atractivo y que antes llama la atención de Timothy vs the Aliens: su arte. Como ya habréis visto en las imágenes que acompañan a este texto, todo el videojuego está en blanco y negro a excepción de los alienígenas. Es una decisión artística muy chula y que queda de maravilla con la ambientación, basada en el cine noir de los años 50. La única pega que le puedo sacar es que en algún momento todo se ve demasiado oscuro y cuesta enterarse de lo que pasa en pantalla. La música, por su parte, es directamente lo mejor del juego. Con una buena selección de piezas de jazz instrumental, en ningún momento se hace repetitiva y también encaja a la perfección con el aire de cine negro. Mención especial al tema que suena cuando nos desplazamos por Little Fish City, que recuerda bastante a Todos quieren ser un gato jazz de Los Aristogatos (1970).

Para terminar el análisis me gustaría volver al principio del texto. Si he empezado hablando sobre cómo que un juego te salga gratis puede cambiar tu percepción sobre él, es porque durante el mes de mayo los usuarios de PS Plus pueden bajarse Timothy vs the Aliens gratis. Si tenéis este servicio os recomiendo echarle un vistazo. Aun teniendo en cuenta todos los problemas que os he explicado, si no tenéis nada que jugar os puede entretener un par de tardes. Sin embargo, se me hace muy complicado recomendaros que paguéis por un juego que lo aprueba casi todo con un 5 pelado. Yo no lo haría, por lo menos. Supongo que si os gustan los plataformas sencillitos y la música de los 50, no buscáis un juego con una historia importante, os llama la atención el estilo visual y, lo más importante, no jugáis con los ejes de la cámara invertidos, podéis darle una oportunidad. Si no, tampoco os perderéis mucho. Por desgracia, el monocromo de Timothy vs the Aliens tiene bastantes más negros que blancos.

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Redactor | Web

Ambientólogo y camarero. Amante de lo japonés, los dinosaurios y la sanfaina con atún. Escribo y juego tumbado, normalmente desde Barcelona.

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