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Pan y Federico: crónica de una escalada exitosa

Pan y Federico, se fueron a escalar, Pan se lesionó… ¿Y quién quedó?


Supongo que muchas personas que estén leyendo esta entrada no sabrán el porqué de lo que he escrito más arriba. Soy un poquito mayor y esas cosas las decíamos cuando íbamos a EGB. No sé muy bien por qué me vino esa cita a la cabeza. Una cita que en realidad era más bien una broma y que volvió a mi justo al comenzar a jugar a Pan y Federico de SandCastles Studios, el primer juego de este joven estudio que ha conseguido llegar mucho más alto de lo que consiguieron los pingüinos protagonistas.

Nunca una escalada tan llena de peligros había sido tan relajante. Con Pan y Federico gozamos de una de las rutas más salvajes y divertidas y es que aquí, lo principal no es llegar a la cima, sino disfrutar de cada uno de los metros escalados, ya sea en solitario o en compañía.

Pan, Federico y la piedra colega

Lo primero que quiero decir es que Pan y Federico es un videojuego para toda la familia. Apto para todas las edades. En esta aventura única acompañaremos a estos intrépidos pingüinos a lo largo de la escalada más desternillante de todos los tiempos. Ese es el objetivo y el juego no nos detiene demasiado antes de ponernos a la faena. Comenzando en nuestro poblado podremos hablar con los habitantes que allí residen antes de partir hacia la cumbre de esta gran montaña.

Si jugamos con alguien más, cada uno controlará a uno de los pingüinos. Jugar es relativamente sencillo, pero el terreno hará que todo se vuelva cada vez un poco más complicado. Podremos saltar, agarrarnos a las paredes o sentarnos para que nuestro compañero de viaje pueda balancearse. En esencia, esas serán las mecánicas que tendremos a nuestra disposición. Otra cosa es que las usemos correctamente dando lugar a momentos desternillantes por culpa de saltos mal calculados.

Un mal paso nos llevará a unas caídas desternillantes.

La cooperación en cada uno de los movimientos será crucial para poder llegar a buen puerto. Pero tranquilo todo el mundo, que en Pan y Federico se pueden utilizar muchas ayudas en materia de accesibilidad para que el viaje no se atragante. Si lo juegas con peques es posible que puedan frustrarse un poco al tener que repetir ciertas secciones, por lo que siempre tendremos a nuestra disposición algunas ayudas que nos harán el viaje un poco más sencillo. Podremos clavar banderas para que, en caso de despeñarnos varios metros hacia abajo, podamos llamar al pingüino rescatador que nos llevará donde está la banderilla. Incluso podemos incrementar el tiempo de aguante y la facilidad de agarre en las paredes o activar saltos infinitos. Como veis, todo en Pan y Federico está hecho para no frustrar y para ser una experiencia agradable y divertida para todas las edades.

Por supuesto que puedes ir a pecho descubierto y enfrentarte al reto del tirón, como ya lo han demostrado muchos creadores de contenido, consiguiendo escaladas prácticamente perfectas en tiempo récord. Pero también puedes hacer este viaje solo, lo cual ya os aseguro que será muchísimo más duro, puesto que iremos acompañados de una piedra con una carita pintada. Una piedra que no hará nada, que tendremos que arrastrar colina arriba lanzándola para poder seguir avanzando. Es un reto distinto, mucho más difícil, puesto que la piedra no salta, pero está perfectamente equilibrado para que el viaje también se haga interesante.

Si prefieres hacer el viaje en solitario tendrás que llevar esta piedra tan simpática contigo.

¡Qué bella es la montaña Federico!

Pan y Federico es una de esas propuestas que no solo entran por los ojos por como se juegan, sino que también lo hacen por su apartado estético. Haciendo gala de un pixel-art muy bonito, el juego hace que nos metamos de lleno en la escala de esta gran montaña con diferentes zonas por visitar. Algo muy sorprendente de todo esto es que, aunque no lo he llegado a probar, seguro que existe la manera de caer desde lo más alto y llegar otra vez hasta el principio porque en este juego se trabaja la verticalidad de una manera muy exquisita. Aquí el diseño de niveles apenas se ensancha propiciando siempre que el mal paso nos pueda llevar unas cuantos metros más abajo.

Cruzaremos diversas zonas que otorgan un poco de variedad al juego. Las minas, por ejemplo, tienen una de las partes más interesantes con diferentes plataformas móviles. Pero también es verdad que esta escalada no sería lo mismo si Pan y Federico no se vieran arropados por una banda sonora que incluso, a día de hoy, ha crecido un poco más con nuevos temas. De hecho, si habéis sido buenos lectores y lectoras, habréis pulsado el botón de Play nada más empezar a leer esta entrada en el blog y sus notas os estarán acompañando a través de estas líneas.

Conclusiones

Si estáis ya un poco saturados de todo lo que va saliendo al mercado y queréis probar un videojuego con todas las letras, aquí tenéis Pan y Federico. Una joya indie que saca lo mejor de uno mismo y que además puedes jugar tanto en solitario como en compañía de un familiar o un amigo. Con los peques te lo pasas especialmente bien porque cada mal paso que se da es una consecución de risas que no podrás parar. Un videojuego apto para todas las edades y muy necesario para todas las cabezas.


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Autor

Hermano menor. Padre orgulloso de que su pequeña adore también los videojuegos tanto como yo. Cuando me dejan y la vida me lo permite escribo sobre videojuegos en DeVuego y anteriormente en Comunidad Xbox.

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