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Fecha de emisión 26 Marzo 2015
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¡Se hace saber a los nobles oyentes de Bugueados que hemos retrocedido en el tiempo! Como no hay muchos medios en aquellos pequeños pueblos, estos humildes siervos han tenido que bajar la calidad de sonido de este episodio 9 que llega hoy a vuestras casas, traído directamente desde épocas lejanas pero sin perder sus pequeñas dosis de inconformismo para aquellos que osen escuchar estas gestas.
Unas gestas que empiezan con nuestro reciente aprendiz, Daniel Recio, sentado en una taberna con una buena cerveza que refresque su seca garganta y que le permita soltar la acida lengua que posee. Rol, viajeros, aventureros y un repaso de lo que vino y de lo que va a venir sentados frente a la lumbre es lo que os espera en un inicio que hechizará a todos los que se acerquen.
Pero he aquí que Daniel Recio no está solo. El juglar David Nieto cantará las honras y deshonras del mundo de los videojuegos. Desde los actuaciones de una leyenda (The Legend of Zelda Symphony of the Goddesses) hasta los últimos destierros de una fortaleza llamada Evolution Studios.
La audiencia, triste, pide alegría. Y nosotros no somos quien para rebatir tan honrosa petición: no todo es cantar sobre las desdichas y las gracias habidas. Las justas contra monstruos y nobles señores llenan el torneo de un rey con estrafalario nombre: "En qué nos estamos destrozando los pulgares”. Mientras así os lo relatamos, los vítores de la gente y la alegría irán llenando aquella posada en una “Sección del Oyente” donde tenemos mataleyendas y cascanueces.
No podíamos terminar la velada sin que fueran cantadas dos aventuras en tierras lejanas: el viajero Edu Verzinsky se arrebujó en su capa (o batín, sólo el diablo sabe) y partió hacia Sevilla a luchar contra la Familiar Game Jam, mientras que en Valladolid, David Nieto, organizaba un torneo donde los más acérrimos rivales se batieron en sucesivos duelos.
Pero… ¡ah! La noche se acerca y el camino es largo. Nosotros debemos descansar para poder acometer el camino hacia el siguiente pueblo. ¡Esperamos veros, viajeros, en el siguiente pueblo!
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