FICHA DE CRÍTICA

Do Not Feed the Monkeys es uno de los indies del año, es un título muy redondo, casi sin flaquezas. Tiene un apartado gráfico con un pixel art que le sienta como un guante y que junto a la ambientación hacen una mezcla perfecta. Recupera parte del espíritu del point and click de las aventuras gráficas de antaño, dándole una vuelta extra al concepto y haciéndolo casi adictivo. El juego permite cargar cualquier día desde el menú, perdiendo todo el progreso posterior que hayamos hecho pero pudiendo enmendar errores que hayamos cometido. Es algo que no recomiendo ya que es enturbiar una parte importante de la experiencia de tomas de decisiones en ciertas jaulas o la gestión de tiempo y necesidades. Si tuviera que sacarle puntilla a Do Not Feed the Monkeys sería un nimio detalle por el que con dos o tres partidas ya observamos jaulas repetidas y, por tanto, nos moveremos de forma casi mecánica. También es cierto que esto resta poco a la experiencia, ya que después de bastantes horas aún hay jaulas que no tengo ni idea de cómo solucionar. El encontrar el equilibrio entre llevar una vida normal y ser un voyeur se lleva de forma excelente y, al final, he terminado tan inmerso en el juego que incluso llevo días pensando que mi habitación es una jaula dentro del propio juego. Espero que no haya nadie mirando.

Leer en su medio original
100
 
19/11/2018

  Compartir