FICHA DE CRÍTICA

Nightmare Boy es un metroidvania típico que se mueve entre luces y sombras. Por un lado, muchos jugadores agradecerán ese toque distintivo en cuanto a la dificultad, bastante más elevada de lo habitual y con elementos desafiantes como el coste progresivo de guardar partida o unos jefes finales complejos de superar. Por otra parte, la falta de incentivos para recorrer el mapa acaba resultando demasiado acusada, eliminando esa sensación de recompensa del género, convirtiéndolo en un juego más lineal de lo que desearíamos. De lo que no cabe duda es de su faceta artística, con un diseño gráfico llamativo y resultón, así como una banda sonora que sorprende por su variedad y dinamismo.

Leer en su medio original
73
 
27/10/2017

  Compartir