Es imposible no dejarse eclipsar por la idea de ir al cielo y vivir la vida eterna. Sin embargo, tienes que ganarte ese lugar. Te encontrarás a las puertas del cielo con el ángel que decidirá tu destino, querrá estar seguro de que mereces entrar y te hará muchas preguntas, ¡recuerda muy bien! Si te equivocas en la respuesta no confiará en ti y no pasarás las puertas del paraíso.