“Erase una vez en el año 1600, en un pueblo lleno de conflictos internos estalló una revuelta que hizo que el mismísimo rey ordenara que todos las especies no humanas fueran condenadas al exilio eterno. Esta brusca decisión desembocó un intento de ataque al mandato actual por parte de los civiles no humanos que se criaron y crecieron en esos lares, había humanos que también opinaban que era un disparate del rey, sin embargo dio caso omiso a las quejas y condenó a todos los que estuvieran en contra de su opinión, obligando inclusive a humanos a ser desterrados, sin embargo los condenados hicieron tanta resistencia que decidieron apresarlos, robándoles lo más importante, su libertad”.