Como esa pareja no correspondida, a la que persigues con locura pero que pasa de ti. Como ese periódico sensacionalista y partidista que miente más que dice la verdad, pero cuyos titulares no puedes dejar de leer por el morbo. Gods Will Be Watching es poderoso ante el jugador. Consigue dominarlo. Consigue que el espectador genere un odio irrefrenable contra él y los desarrolladores, a la vez que le mantiene ante la pantalla, absorto, magnetizado, controlado. Ese es su mayor logro, su mayor victoria, como si el título fuera persona y se regodeara con un: “Sí, ódiame todo lo que te dé la gana, maldíceme, pero tanto tu como yo sabemos que no puedes dejar de mirarme”. Es una arpía mental que te revuelve el estómago mientras te masturba la mente. Inclasificable con honra, a la par que diferente y necesario. Lástima que una vez le vemos desnudo, pierda cierta gracia.
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