FICHA DE CRÍTICA

La nostalgia es un arma de doble filo que, al usarla como reclamo en un videojuego, puede resultar un recurso facilón. No obstante, Fourattic han sabido aplicarlo con atino en Crossing Souls, y es que no sólo se limitan al encanto efectivo de la estética píxel. En este RPG de acción reviviremos varios géneros, como las plataformas, el beat’em up o las persecuciones en triple raíl. Con una jugabilidad cuya precisión imperfecta recuerda la tosquedad de un joystick, avanzaremos por una aventura cargada de hilarantes guiños a la cultura popular ochentera —nacional e internacional— presentes en cada elemento como escenarios, personajes secundarios o jefes finales. Aquí, controlaremos a un grupo de adolescentes con diversas habilidades que se adentrarán en una aventura paranormal con giros impactantes en la que no sólo experimentarán una crisis adolescente, sino que se enfrentarán a temas difíciles como la muerte o la pérdida. A través de la piedra Duat, el artefacto mágico que descubrirán nuestros pequeños héroes, nos moveremos entre el plano homónimo —donde aguardan las almas de los muertos el juicio del dios Osiris— y el físico para completar nuestra misión de salvar Tajunga, nuestro pueblo natal, y el mundo. Con una dificultad progresiva que culminará en fases complicadas en las que nuestra concentración, sincronización y reflejos, hallaremos el nivel de desafío propio de títulos de la vieja escuela contra jefes finales muy duros de roer, cuyo patrón de conducta deberemos estudiar para elaborar una estrategia que nos garantice la victoria, al mismo tiempo que revivimos la tensión de superar un reto en un salón recreativo.

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13/02/2018

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