FICHA DE CRÍTICA

Ese asombro, esa forma de dejarme sorprender, está por todo el juego. No es muy largo, no es muy grande, no necesita ser ni lo uno ni lo otro. Me encandila porque, incluso en ese final que no me termina de convencer, puedes arrollidarte y rezarle a un pantocrator. Como en ese Call of Duty que puedes presentarle respetos a un compañero muerto pulsando un botón. Solo que aquí no se antoja ridículo ni vacío.

Leer en su medio original
 
14/07/2016

  Compartir