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La historia es divertida y absurda (abstenerse los que odien la Hora Chanante y la Muchachada Nui) y la música es buena. Es un juego corto que en una buena sesión de una tarde te lo puedes acabar y siempre será interesante saber, quien es el habitante número 64 y que será de nuestra berenjena vampiro favorita, Watracio. En definitiva, un juego de contrastes. Un 9 o 10 para muchos, un 2 o 3 para otros tantos.

La aventura de Norah, es tan colosal en su narrativa guion y sentimiento, que tan solo queda empañada por la corta duración. Tiene empaque y la historia evoluciona con sentido, que, sin ser forzada, es realmente buena. La verdad es que se echaba de menos un juego en que la premisa es pensar, resolver puzles e ir avanzando tan solo con el aliciente de descubrir su historia sin necesidad de tener que matar a nadie y sin la necesidad de sentirte presionado por que puedes morir.

Podríamos destacar a Blasphemous como uno de los indies más importantes de este año que ya acaba, que lo es, pero esto sería tremendamente injusto ya que podríamos tildarlo de estar entre los mejores juegos del año. Está claro que no es ningún triple AAA de una gran compañía, pero es un claro exponente de talento y saber hacer en esto del mundo de los videojuegos, con una banda sonora arrebatadora, diseños con mucha personalidad y una forma de contarnos lo que quiere contarnos, única. Tiene algún fallito, y el control algo duro al que hay que acostumbrarse, aunque nada que empañe el resultado final. Pero, al fin y al cabo, es una aventura soberbia y cuidada que te enganchará.