DeVuego PR_ES | PRensa ESpañola de Videojuegos

Estamos en épocas de reivindicación. Aparte del famoso «no a la guerra», nos han estado bombardeando con emails usuarios que se quejan de los precios de los juegos. En primer lugar, y tal y como os he dicho a muchos de vosotros, la forma correcta de protestar no es bombardear. Lo más útil es unirse, crear una especie de plataforma y manifestar como una la opinión de muchos. Pues bien, la idea de estos usuarios es declararse en huelga durante todo el mes de abril y no comprar ningún juego. Me dicen que su intención no es que los juegos se pongan a 20 euros, sino que tengan un precio más lógico, más asequible que les permita no dejar de invertir en su pasatiempo favorito, sino que dicha inversión se rentabilice de mejor forma permitiéndoles disfrutar de más juegos. En un tiempo en el que la piratería está a la orden del día, sería injusto acallar las voces de los que sí se gastan dinero en juegos originales. Pagar más o menos 60 euros por un juego es mucho dinero, sobre todo en un país donde los sueldos no permiten demasiadas alegrías. El querer que la inversión en dos juegos se convierta en tres es algo totalmente comprensible, y además, con las series baratas lo hemos visto: disponer de juegos a precios reducidos limita considerablemente la piratería. Quizá es el momento de que las compañías lancen un órdago y prueben. Que experimenten qué es lo que pasa si lanzan al mercado títulos nuevos a 30 euros. Quizá el plus de ventas amortigua el poco margen de beneficios e incluso supone más ingresos. Eso sí, declararse en huelga y no comprar perjudica a las distribuidoras, que son las menos culpables de esto. El problema está en el origen, en los derechos, en los royalties.... Una huelga de «bolsillos caídos» haría que pagaran justos por pecadores. Quien invierte en traducciones, en manuales completos, en doblajes son las distribuidoras, y el precio a que compran los juegos a las compañías es ya muy caro. Qué más quisieran ellas que poder poner juegos a 30 euros... El problema está en el origen, no en el final de la cadena, que es la distribución. Así que pensad a quién perjudicáis, y quién puede cambiar las cosas. De todas formas, ójala algún día alguna compañía se arriesgue y pruebe, y que quienes exigen royalties y derechos apoyen la iniciativa... Aunque por desgracia, me parece un sueño casi irrealizable. 

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