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Es curioso que hoy me encuentre escribiendo sobre The Witcher. Hace algún tiempo me encontraba hablando con una amiga sobre videojuegos y me recomendó uno que, por aquel entonces, aún tenía fama de ser un título de culto en el ámbito del RPG. Recuerdo que busqué el nombre y vi la introducción de ese primer juego, y aunque lo que vi me gustó, le contesté: “Paso, ya estoy cansado de personajes oscuros de pelo blanco”.
La vida, con el tiempo, me ha enseñado dos cosas de mí mismo: Tengo un sentido horrible de la primera impresión y, además, que soy el colmo de la ironía. Hoy, años después y dos entregas más, tengo un auténtico altar en honor a The Witcher con todos sus juegos, libros y esculturas, habiéndose convertido en una de las sagas videolúdicas y literarias que más me han influenciado en los últimos años.
Y siguiendo esa dulce ironía hace semanas me encontraba rogándole a mi jefe de redacción poder reseñar este libro, El Legado del Lobo Blanco. Porque si algo me enseñó Andrzej Sapkowski es que, a veces, los prejuicios nos llevan a sentencias equivocadas. Y detrás de aquel “personaje oscuro de pelo blanco” había uno de los personajes más interesantes que he podido leer e interpretar en un videojuego.
Ramón Méndez, el brujo de Kaer Morhen
Antes de hablar del libro en cuestión creo que es necesario pararnos a conocer a su autor, Ramón Méndez, porque es lógico que uno se pregunte qué tiene que decir nuestro escritor de un mundo tan basto, como comentado, del bueno de Geralt de Rivia.
Ramón ha trabajado como periodista en algunas de las revistas más conocidas de nuestro país como Edge, NGamer, El País o MeriStation, la cual ha asegurado que siempre será su casa y donde descubrió un futuro fenómeno, The Witcher, que aún ocupaba un pequeño y tímido stand en una gran conferencia de videojuegos.
Puede que, aún así, su nombre no termine de sonarte del todo pero Ramón ha formado parte de muchas de tus aventuras sin que siquiera supieses que estaba ahí, ocupando el puesto de traductor en juegos como: Papers, Please!, WatchDogs 2, el reciente Felix The Reaper o algunos títulos de Assassin’s Creed, aunque estos son solo una pequeña lista de ejemplos de un centenar de juegos, y entre ellos está The Witcher 3: Wild Hunt.
Ramón Méndez, que se ha declarado un auténtico fan de la saga de Geralt de Rivia, firma un libro de 184 páginas que sirve como una carta de amor a una saga que le ha aportado tanto a nivel profesional como personal en un viaje que él describe como un continuo descubrimiento de lo poco que sabía hasta que se embarcó en él. Algo que sentiremos como lector.
Una fantasía de tonos grises
Como amante de la saga de libros temía encontrarme con un libro enfocado completamente a la figura de los videojuegos, olvidándose así de la fuente original que influenció (como es lógico) a CD PROJEKT RED, pero me alegra decir que el libro consigue atrapar tanto a los amantes de los juegos como aquellos de la saga literaria.
El Legado del Lobo Blanco es un libro para entender por qué ambas sagas han tenido tanto éxito en sus respectivos campos, una mirada más profunda de todos esos conceptos que hace del viaje del brujo algo especial y ampliar nuestros conocimientos sobre ese mundo cimentado en la mitología polaca, siempre con ese tono gris donde nada es lo que parece y, en ocasiones, los peores monstruos se ocultan bajo rostros humanos.
Es algo en lo que incide Ramón Méndez a lo largo de los capítulos, representando esa dualidad en sus personajes, mundo y folclore. Con algunas vueltas de tuerca que me han parecido muy interesantes.
Una de ellas es referente a cómo Andrzej Sapkowski plasma los encargos del brujo, bebiendo de los cuentos más clásicos como podrían ser La Sirenita o Blancanieves y los Siete Enanitos, dándoles a todos ellos un toque más oscuro y que difiere de lo idealizados que han sido con el paso de los años, planteando así que quizás este fue el origen y el paso de los años ha suavizado sus conclusiones, y por lo tanto, moralejas. Estableciendo así la versión de Geralt de Rivia como una ficticia canonización de la historia.
Porque si algo engrandeció la saga de The Witcher era, como se comenta en El Legado del Lobo Blanco, que en una industria tan empeñada en dar visibilidad a otras culturas que resultan más exóticas, Andrzej Sapkowski y CD PROJEKT RED decidieron dar visibilidad a los mitos polacos, a los tintes eslavos y celtas. Y es aquí donde España juega un papel crucial.
No solo es que Andrzej Sapkowski sea un declarado amante de nuestro país, si no que tuvimos una gran influencia celta en el norte que ha dejado impregnado su folclore. De ahí que el propio Ramón declare que esta ha servido para facilitar en gran medida la localización de las novelas y los juegos, haciendo uso del bestiario común que comparten Polonia y España. Como por ejemplo la palabra “Lobisome“, usada en Galicia para designar al mítico Hombre Lobo.
El uso de estas palabras más regionales en vez de las más extendidas no es algo elegido al azar, si no que se usaron para trasladar ese aire cercano y popular que usan tanto la obra literaria como la videolúdica, y que ya es un signo de Sapkowski en su narrativa que ha intentado plasmar en la trilogía del Lobo Blanco.
Son pequeños detalles recogidos en un libro que busca enriquecer nuestro amor por la obra del escritor polaco, pero también poner en evidencia el esfuerzo titánico del traductor de la saga en España, José María Faraldo (quien, además, escribe un precioso prólogo), manteniendo de una forma loable el estilo narrativo de Sapkowski que mezclaba la narrativa tradicional medieval con modernismos.
Dos versiones que se dan la mano
Ramón Méndez espera en sus últimas palabras prender esa mecha que lleve al lector a buscar más, a interesarse ya no solo por La Saga de Geralt de Rivia, si no por la cultura celta, los mitos y leyendas que recorrieron nuestro país y el de nuestros vecinos europeos durante años donde la superstición daba forma a monstruos para explicar lo inexplicable.
Pero lejos de ser un libro única y exclusivamente para los veteranos de la saga, también puede ser una ocasión perfecta, coincidiendo con la inminente publicación de la serie en Netflix, para que los amantes de los diferentes medios den un paso a conocer su contraparte.
Sus primeros capítulos sirven para hacer un recorrido por toda la trayectoria del brujo en ambas versiones, resumiendo los sucesos más importantes de cada juego y libro, además de los personajes donde trata sus motivaciones y posición en la historia.
Pero no solo eso, si no que también profundiza en el desarrollo de la trilogía de juegos, contando con el equipo de desarrollo en una serie de entrevistas que nos darán una visión más cercana de cuáles fueron los problemas a los que se enfrentaron antes de poder traernos el primer The Witcher a nuestros ordenadores.
Y este es, probablemente, uno de los puntos más interesantes del libro junto a cómo se localizaron las novelas y se representó la cultura polaca, ya que es una visión muy personal de cómo CD PROJEKT RED empezó siendo una pequeña distribuidora hasta convertirse en un titán de la industria.
De cómo comenzaron en la habitación de un amigo por pura casualidad hasta que decidieron embarcarse en el primer The Witcher en una época donde Polonia no tenía ningún interés en el desarrollo de videojuegos, por lo que tuvieron que contar con gente normal y corriente que aprende a desarrollarlos. O cómo su relación con los cabezas de Bioware propició que pudieran hacer uso del motor Aurora.
Porque a pesar del carácter temperamental de Andrzej Sapkowski y su desapego a su licencia, la historia de CD PROJEKT RED y la del escritor son, en parte, fruto de la casualidad, una bifurcación de sus trabajos que les llevó a ir de la mano.
Ramón Méndez incide en esto, que como fan entiende que ambas obras son diferentes y que los libros no son parte del canon de los juegos, pero su amor por estas le obliga verlas como un mismo ser, aún con sus fallos, como la más que evidente sexualización.
Algo termina, algo comienza
Poco más se puede decir del libro sin entrar en destripes. El Legado del Lobo Blanco es un ensayo sobre la grandeza de una saga que trata sobre la moral, el racismo y la naturaleza y que se ha plasmado con maestría en muchos otros medios, pero sobre todo en los videojuegos.
En las 184 páginas firmadas por Ramón Méndez uno puede encontrar una base sólida para cimentar su camino a entender mejor la obra de Sapkowski con un texto cercano y muy informativo, aunque con un par de fallos de maquetación que no molestan, pero están presentes, y una portada que, sintiéndolo mucho, me parece muy poco atractiva en comparación con la línea general de la editorial.
Aún así, Héroes de Papel vuelve a publicar un libro de mucha calidad que encantará a los fans de ambas sagas y que ayudará a llegar a nuevas conclusiones así como a entender muchas de las decisiones de desarrollo y localización de uno de los títulos más trascendentales de los últimos años en la industria del videojuego.
Pero también lo recomendaría para aquellos curiosos que miran la saga del brujo con cierta curiosidad desde la lejanía, probablemente con cierto vértigo por la cantidad de libros y juegos que conllevan innumerables horas, pues El Legado del Lobo Blanco sirve como resumen perfecto para dar ese empujoncito que hace falta para lanzarse al vacío.
Autor
El típico cantamañanas que escribe sobre videojuegos y cree saber más de lo que sabe. Camarero furioso y técnico informático por accidente. Como verás, estoy más perdido en la vida que un pato en una charca.