La música clásica es un género algo abandonado en la actualidad, con poca presencia en nuestros Spotify Wrapped de final de año y que parece sólo interesar a los que se dedican a estudiarla. Sin embargo, está muy presente en nuestras vidas resonando en cientos de obras culturales que consumimos aunque no nos demos cuenta. ¿Cuántas veces suena una melodía clásica que conocemos a las mil maravillas, que somos capaces de tatarear y que fácilmente nos envuelve entre sus notas, pero no tenemos ni idea de su nombre o compositor?
Acercar la música clásica a los jugadores de forma lúdica y entretenida es el objetivo del estudio independiente catalán Symphonic Games, el cual tiene ya dos videojuegos en su haber: Maestro VR, un simulador en realidad virtual de director de orquesta, y el juego que tratamos hoy, Musicmenia, publicado el pasado 2024 y disponible en Steam, un juego basado en partidas de cartas que simulan un concierto.
Musicmenia es una de esas propuestas que sólo pueden existir en el mundo independiente: cartas y música clásica, dos géneros que, con muchos matices, podríamos definir de nicho en sus respectivos campos. Cada partida es un pequeño duelo en el que tendremos que superar a nuestro rival en un concierto. Posicionaremos partituras, compositores e instrumentos para interpretar una melodía que nos dará Puntos de Concierto, mientras que el rival intentará hacer lo propio, resultando ganador el jugador que antes llegue a 100. Exprimiendo al máximo los efectos de las cartas obtendremos bonificaciones, penalizaremos al rival y potenciaremos nuestras melodías para lograr combos que nos lleven a la victoria. Todo esto mientras escuchamos, en directo, melodías que reaccionan a nuestras cartas: no será lo mismo escuchar la Primavera de Vivaldi al ritmo de un único violonchelo que con cuatro violines y dos contrabajos siguiendo el tempo adecuado, pero incluso si la «orquesta» que formamos no es la ideal resulta igualmente divertido y didáctico al poder experimentar con diferentes instrumentos y velocidades.
El número de jugadas en cada turno es limitado: cada carta tiene un coste de Puntos de Inspiración (PI) y cuando los agotemos tendremos que ceder la iniciativa al rival. De modo que será imposible formar toda nuestra orquesta en el primer turno. Lo ideal es empezar posicionando una partitura, pues sin ella los músicos estarán en completo silencio y, a partir de ahí, incluir músicos para interpretarla y posteriormente usar cartas especiales y de efecto para obtener bonificaciones. Sin olvidarnos de perjudicar, siempre que sea posible, la orquesta rival con cartas que le desactiven instrumentos, partituras o incluso le resten puntos.
Una virtud de Musicmenia es que no abruma en sus mecánicas ni requiere horas de planificación y construcción de mazo. Las diferentes categorías de cartas (instrumentos, partituras, compositores y cartas de efectos) están bien definidas y necesitaremos tener un buen número da cada una si queremos triunfar en las batallas musicales. Además, tendremos que respetar los diferentes periodos históricos y artísticos y optar, casi forzosamente, por uno en cada mazo. Renacimiento, Barroco, Clasicismo, Romanticismo, Impresionismo y Modernismo, cada uno con sus melodías, compositores e instrumentos que, si bien pueden mezclarse, no es lo ideal en términos de obtener bonificaciones y conviene construir el mazo en función de las melodías que queramos incluir. Por ejemplo, el Renacimiento, primero en orden histórico, se define por músicas religiosas y acompañamientos de coro y cuerdas, así que incluir instrumentos modernos de viento metal simplemente no funcionará y perderemos de forma inevitable. Tampoco servirá de mucho incluir a Mozart o Vivaldi si no contamos con violines en la baraja. Lo interesante es que todas estas nociones de música no necesitamos saberlas de antemano y las iremos asimilando poco a poco mientras completamos el modo principal.
Si bien el gameplay a mí me ha gustado mucho, he encontrado varios problemas que me han afeado algunas partidas y campañas. El primero es la sensación de que tenemos poco impacto en el juego rival: hay ciertas cartas que le pueden perjudicar (alguna demasiado rota, todo sea dicho), pero son pocas tanto en cantidad como en variedad. Si tu adversario logra formar una buena orquesta que suma más puntos que la tuya difícilmente vas a remontar la situación y terminarás perdiendo nueve de cada diez veces. A esto sumamos que el azar tiene mucho peso, por ejemplo, me ha sucedido en varias ocasiones no pescar en toda la partida ni una partitura, lo cual significa perder con cero puntos mientras que el rival se forma una orquesta digna del concierto de año nuevo de Viena.
Sin embargo, el verdadero problema que he tenido con Musicmenia es el diseño de las cartas. Con la excepción de las cartas de compositor, que cuentan con el retrato, las ilustraciones son genéricas hasta el punto de que he llegado a pensar que quizás se han realizado con inteligencia artificial. Los desarrolladores en varios comentarios en Steam han negado que hayan hecho uso de IA y, desde luego, yo no voy a poner en duda su palabra; pero no cambia el hecho de que sean diseños con poquísima personalidad que no me han gustado nada y, lo peor de todo, que no sirven para identificar las cartas. Algunos se parecen tanto entre sí o tienen un aspecto tan pobre que necesitaremos ampliar la carta y leerla para recordar su uso, a diferencia de otros juegos donde las cartas son tan características que las memorizaremos rápidamente. Por otro lado, las cartas no cuentan con descripción histórica o contextual, sólo ofrecen información práctica jugable; una pena porque habría sido excelente para profundizar en la historia de la música y tener un componente didáctico más marcado.
Musicmenia ofrece un exigente modo carrera basado en un viaje a lo largo de la historia de la música en el que desafiaremos a los más célebres compositores. Al inicio del juego contaremos con pocas cartas, pero cuando podamos desbloquear más podremos elaborar mazos competitivos que nos permitan afrontar con garantías esta modalidad de juego dado que es realmente complicada, en buena medida por lo aleatorio de algunas partidas. Habría apreciado poder alterar el orden del modo campaña, dado que comenzamos siempre por el Renacimiento y he terminado bastante aburrido de este periodo histórico.
Contamos también con un modo online para desafiar a otras personas, aunque algo tramposo: en más de una ocasión he jugado contra «personas» que se comportaban de manera sospechosamente similar a la IA, lo cual es, como mínimo, cuestionable. Las posibilidades del juego se cierran con objetos desbloqueables para decorar el tablero.
Conclusión
Musicmenia es un notable juego de cartas que pone el foco en experimentar con la música clásica. No ser complejo en sus mecánicas ni requerir conocimientos previos de música son dos importantes virtudes: aprenderemos rápido a jugar y nos divertiremos elaborando mazos con cartas de los principales compositores de la historia y sus partituras más célebres. Las partidas son breves, pero intensas, y poder influir directamente en la interpretación de una melodía nos hará sentir verdaderos directores de orquesta. Una pena que las cartas cuenten con un diseño tan genérico y no se les haya intentado dar un poco más de contexto histórico para dar un toque más didáctico a la experiencia.
Autor
Pese a mi continua obsesión con la literatura, los videojuegos y el deporte, logré acabar mis estudios de filología. Resido en Italia y adoro la pizza.