-«El mundo se muere y nosotros somos la enfermedad»-

Con esta frase tan contundente y real, me explicaba Eneko Zubiaurre, uno de los fundadores del estudio navarro Moonatic Studios, el potente mensaje ecológico que buscaban dar con One Last Breath, su ópera prima. Nos situamos a finales de 2022, durante la BIG Conference, en uno de los stands se muestra el juego en un estado muy avanzado de desarrollo, tras haber salido del programa PlayStation Talents, están a punto de lanzar el juego, creen que llegará en la primavera de 2023. La ilusión del estudio es patente y el juego ha gustado mucho en la feria, todo pinta a las mil maravillas.

Como si del argumento del juego se tratase, la mano del hombre, que tiende a torcer todo, provocó una serie de movimientos que acaban con el proyecto retrasando su salida hasta el 28 de marzo de 2024, y haciéndolo de la mano de otro estudio, Maniac Panda Games. Un título que tenía una pinta increíble y que trataba de concienciarnos sobre la naturaleza y la ecología, traspasando la barrera digital para llevar su espíritu al mundo físico y crear un proyecto por el que iban a plantar un árbol en el Amazonas por cada persona que lo completase al 100%. Al final queda en una bonita edición de coleccionista para PlayStation 5 y Nintendo Switch, hecha por Selecta Visión, y que incluye, entre otras cosas, unas semillas para plantar en una maceta de turba biodegradable, que no es lo mismo que reforestar el Amazonas pero al menos algo es algo.

El renacer de Gaia

En cuanto a One Last Breath, es una aventura en 2,5D ambientada en un mundo postapocalíptico y que tras acabarlo (al 100%) quiero contaros mis sensaciones agridulces en estas líneas de abajo. Así que una vez más, os invito a abrir vuestro corazón y acompañarme en este viaje cargado de bonitos parajes pero con un ambiente sobrecogedor.

Gaia, la última esperanza del planeta Tierra

El ser humano ha llevado el mundo al límite, la naturaleza está colapsada y los seres vivos están al borde de la extinción. La contaminación, la sobreexplotación de los recursos,… en definitiva, todos los excesos del hombre nos llevan a un mundo distópico, que se parece bastante al futuro que le espera a la humanidad si no hacemos algo pronto, en el que la humanidad ya no se encuentra presente pero su huella imperturbable todavía se hace sentir.

En este panorama, la Madre Tierra utiliza sus escasas fuerzas restantes para dar vida a Gaia, el último hálito de esperanza para salvar la naturaleza y restablecer el equilibrio de la vida sobre este mundo marchito. El mensaje de One Last Breath es claro y fuerte: «Es hora de cuidar el medio ambiente o será ya demasiado tarde» y nos lo cuenta con una historia bonita pero oscura, llena de amor pero también de horrores. El juego no da apenas información sobre la trama, pero son el propio avanzar y los distintos escenarios los que nos revelan toda la verdad, y los que exponen con crudeza la realidad del argumento. Un tema necesario de revindicar en estos días y en los venideros y que debe trascender lo digital y llegar a nuestras vidas reales.

One Last Breath, una aventura de sigilo, puzles y plataformas

One Last Breath presenta una fórmula ya conocida, desplazamiento lateral que recuerda a «Limbo» (2011) de Playdead o al éxito de Tequila Works, «Deadlight» (2012). Para avanzar en la trama deberemos superar multitud de obstáculos en forma de plataformas, enemigos y puzles. Por un lado, deberemos hacer uso de nuestra habilidad para dar saltos ajustados. Por el otro lado, pondremos a prueba nuestra imaginación e inteligencia para resolver rompecabezas y/o salvarnos de unas criaturas con oscuras intenciones.

Nuestra protagonista Gaia cuenta con una serie de habilidades que le permiten modificar el escenario para resolver los problemas que nos proponen. Puede usar su conexión con los brotes para modificar raíces que nos servirán para mover objetos o llegar a zonas fuera de nuestro alcance. Otro de los poderes que tendremos a nuestra disposición será el de crear lianas que nos permiten superar precipicios saltando grandes distancias. Además, podemos crear burbujas de oxigeno para adentrarnos en zonas tóxicas, revivir otros brotes,… Gaia usará todo a su alcance para superar los numerables obstáculos en su camino.

Un mundo marchito lleno de secretos

El diseño de niveles y su dificultad están equilibrados, aunque es cierto que muchos rompecabezas son de ensayo y error hasta dar con la solución. No hago spoiler si os digo que los malvados nos darán caza en muchas ocasiones hasta que seamos capaces de encontrar la forma de superarlas. Tendremos que usar el sigilo, huiremos para escapar a la carrera, e incluso usaremos el propio escenario para librarnos de la muerte. Por suerte, el número de puntos de control donde se guarda la partida es elevado y no tendremos que repetir mucho del escenario.

Además, One Last Breath cuenta con varios secretos que descubrir. Entre ellos me ha encantado que existan logros que desbloquear tras realizar acciones con el entorno. Por ejemplo por ayudar a una familia de zorros. ¿Será un guiño a Endling: Extinction is Forever? Incluso entre los enigmas que esconde el juego existe un final secreto que merece la pena desentramar.

Problemas que dañan la experiencia

Este título tiene una serie de problemas en la jugabilidad que pueden acabar con la experiencia del jugador de un plumazo. En ocasiones me ha pasado que Gaia se ha quedado atrapada en algún punto sin poder avanzar o alguna pequeña ralentización, pero nada grave.

Lo que me preocupa es que he detectado un bug importante, y por lo que he leído no soy el único que lo ha sufrido. Hay dos saltos en el juego en los que debes activar una cinta transportadora para que el salto llegue más lejos, pues el caso es que en el momento de saltar falla y caes irremediablemente a una muerte segura. Para superarlos he tenido que repetir la escena en múltiples ocasiones hasta que ha funcionado la mecánica. No conozco si sucede en el resto de versiones, pero si no es por mi persistencia para acabar todo lo que empiezo, hubiese abandonado el juego en ese punto por desesperación. Un error de gravedad y que debería haber sido resuelto hace tiempo.

Un bello mundo con una atmósfera asfixiante

El estilo artístico de One Last Breath está lleno de dualidades que resaltan los contrastes entre la bondad de la naturaleza, y la crueldad del legado humano. Sus gráficos son en ocasiones bellos y llenos de luz y en ocasiones oscuros y llenos de fealdad, algo que destaca de sobremanera en sus escenarios. Podemos pasar de zonas con rocas y montañas bañadas por la luz del sol a infiernos de campos en llamas o fábricas llenas de ruina y desolación. Y es que si por algo destaca este título es por conseguir apabullar con una atmósfera agobiante, que te invita a huir hacia adelante en busca de un remanso de paz a un lugar que nos de algo de oxígeno para continuar nuestro viaje. Los diseños de personajes denotan un gran trabajo de imaginación y buena mano, aunque se echa de menos variedad en cuanto a los enemigos, que son temibles pero muy repetitivos y pueden llegar a cansarnos.

En cuanto al aspecto sonoro, su banda sonora consigue la inmersión perfecta con unas melodías que te hacen descansar y disfrutar de los escenarios más amables, y sentirte en tensión y agobiado cuando la acción lo requiere. Un gran acierto en la composición de la misma. Además, las voces y gritos de Gaia ayudan a que el juego se note más vivo. Sin duda alguna, la ambientación de One Last Breath es uno de sus puntos más fuertes.

Conclusión

Hemos realizado este análisis en PC con un código proporcionado por Selecta Play

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Autor

Pasión por los videojuegos en Retro & Pixel Press y DeVuego
Podcaster en NESbuscando en la Basura, A Link To The Podcast y El Indiario
En mis ratos libres comando la Normandía.

Jon Fernández

Pasión por los videojuegos en Retro & Pixel Press y DeVuego Podcaster en NESbuscando en la Basura, A Link To The Podcast y El Indiario En mis ratos libres comando la Normandía.

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