Desentrañamos los misterios del universo Tomb Raider con el nuevo libro de Paula Sáez
Cuando hablamos de una era reseñable en videojuegos, a menudo nos cuesta ver más allá de la llamada “edad de oro” que fueron los 80. Al calor de la nostalgia lo novedoso siempre sale peor parado. En este caso, el papel de época decadente le tocó a los años 90. A pesar de la mala prensa, resulta que nos trajo la primera gran explosión de protagonistas femeninas del videojuego. La puerta que abrieron juegos como Metroid y Golden Axe nos permitió vivir aventuras increíbles con mujeres de armas tomar. Todas ellas, fueran heroínas o villanas, han marcado la experiencia vital de muchas jugadoras. Porque si algo necesitábamos en aquel momento eran referentes poderosas.
Tal vez nacieron para cubrir una demanda del jugador medio −heterosexual y con un gusto marcado por los cuerpos de infarto, por si lo dudabais−, pero las empresas no contaron con que veríamos más allá del físico y nos enamoraríamos de ellas por lo que representan. Eran inteligentes, decididas, hábiles y sabían valerse por sí mismas. Sorprendentemente, ejercían profesiones y ocupaban rangos en los que rara vez habíamos visto a una mujer. Además, trabajar con hombres no les suponía un problema porque se desenvolvían igual o mejor que ellos. Y para qué negarlo: algunas queríamos lucir esa belleza agresiva que rompía corazones fuera y dentro de la pantalla.
De entre todos los nombres que podríamos mencionar hay uno que resalta: el de Lara Croft, una polifacética exploradora elevada a icono cultural. Surgió en 1997 como respuesta al éxito de Indiana Jones y pronto se le quedó pequeño su lugar de nacimiento. Hoy suma casi tantos juegos principales como Final Fantasy, divididos en tres reinicios del universo; otros tantos en plataformas secundarias y un extenso lore en películas, cómics y novelas. A nivel publicitario es el personaje de videojuego que mayor presencia ha tenido.
Lo mejor de Croft es que aun desafiando lo que se esperaba de ella en cualquier época ha seguido al pie del cañón y su fandom no ha hecho más que crecer. En España es tan querida que la editorial Héroes de Papel acaba de publicar un libro dedicado a su historia, titulado La última exploradora. La periodista especializada Paula Sáez nos invita a un viaje guiado por el universo Tomb Raider para descubrir todos sus secretos. En DeVuego hemos podido destriparlo gracias a una copia cedida por la editorial, ¡y aquí estamos para contaros nuestras impresiones!
Una edición a la altura de la leyenda
Héroes de Papel se caracteriza por traernos cubiertas en cartoné que hacen de cada obra una pieza de coleccionismo. La Última Exploradora se mantiene en esta línea gracias a su jefe de arte Domi Vakero. El libro utiliza una gama de colores asociada a la naturaleza −amarillo, verde y naranja− y se sirve de tres detalles clave para decorar: detalles mate para la zona exterior, calaveras en los fondos y plumas de flecha para los bordes de las páginas. Asimismo, juegan con las sombras para mostrarnos a Lara tanto en la cubierta como en el set de pegatinas y el marcapáginas que incluye.
Donde el volumen no brilla tanto es en la edición interna. Presenta esa maquetación sencilla a la que nos tienen acostumbrados en la editorial, con todos los elementos a una sola columna. Sin embargo, hay varios elementos que aderezan el texto y lo hacen plenamente disfrutable. Encontraremos color en los cintillos, el fondo anaranjado de las citas textuales, las imágenes de acompañamiento y la doble página de cambio de sección, que va a todo color. Destacan las capturas que suelen encabezar los inicios de episodio asociados a las entregas principales, ya que el sangrado les da un toque rompedor.
Jen Herranz, influencer de videojuegos, inaugura este tour por el universo Tomb Raider narrando su historia con Lara Croft desde niña. También encontraremos una introducción de Paula Sáez sobre lo poco que sabemos del personaje. Salvó mundo en repetidas ocasiones sin mostrar espíritu de una heroína tradicional. Frente a un poder que las antiguas civilizaciones buscan ocultar la cazarrecompensas siempre ha preferido quedárselo para sí. Aun así, cuesta no admirar a esta legendaria aventurera que ha desafiado incluso a los propios dioses para obtener conocimiento. Porque, ante todo, Lara busca su propio camino.
Pese a necesitar una edición revisada, La última exploradora es un libro interesantísimo que cualquier fan de Tomb Raider o persona interesada en la franquicia debería leer. Sin duda, es un buen aliciente para investigar todas las aristas de un personaje que sigue vagando entre la luz y la oscuridad.
Profundizando en el misterio
La primera sección del libro está dedicada a los juegos. En primer lugar, Sáez desmenuza las tramas −incluyendo las expansiones de contenido− y nos desvela algunos secretos que se ocultaron en cada entrega. Lo hace de manera cronológica para insertar un examen comparativo entre juegos contiguos y las propias trilogías. Por encima de este magnífico trabajo, la autora esparce el relato más allá de la pantalla: al observar el desarrollo desde los estudios podemos entender o intuir qué factores técnicos, económicos y comerciales llevaron a determinados cambios. Esta es la mayor aportación del libro.
La era digital nos permite tener cualquier información al alcance de la mano. Por desgracia, esa facilidad también es la que nos introduce en un mundo de conocimiento desestructurado, descontextualizado y sin verificar que puede conducirnos a opinar de manera errónea. En La última exploradora encontramos una solución a ese problema. Paula construye su análisis sobre experiencias reales de Core Design, Eidos Interactive y Crystal Dynamics. Entre sus fuentes encontramos referencias a entrevistas previas, artículos periodísticos documentales y alguna que otra base de datos. También, como sorpresa final, encontramos una entrevista exclusiva a Rhianna Pratchett, guionista de la última trilogía, que le sirvieron para escribir el libro.
Hablar de negocios visibiliza lo amplia e intrincada que es la industria del videojuego. Quizás resulte obvio para estudiosos, periodistas y empleados, pero es importantísimo que esa complejidad llegue al entendimiento de todos los jugadores. La información, contrastada y bien dispuesta, es poder. Un poder que nos permitirá identificar a los actores que dominan el sector, entender los cambios del entorno y responder ante prácticas abusivas de la mejor forma. Por eso es tan interesante leer sobre la influencia de Eidos sobre los tiempos de desarrollo, externalización de juegos menores o las luchas de poder entre el equipo de narrativa y el de marketing. Cada una de estas realidades ayudó a convertir Tomb Raider en lo que es hoy.
Uno de nuestros temores cuando encargamos La última exploradora era recibir una obra idealizada y vacía de espíritu crítico, pero tenemos que admitirlo: fue un juicio desacertado. La historia que Paula Sáez nos trae es la de un éxito erigido sobre conflictos, fracasos y prácticas cuestionables. Lo abarca haciendo uso las citadas fuentes internas y con todo el detalle que los testimonios le permiten. Sin duda, ofrece un tratamiento sincero es de agradecer.
En el capítulo de Tomb Raider II encontramos el relato más cruel de todo el libro. Neal Boyd, diseñador de niveles, explicó a Eurogamer cómo el equipo trabajaba siete días a la semana para llegar a la fecha de entrega: “Dormíamos bajo el escritorio durante una hora, entonces despertábamos, nos preparábamos un café y seguíamos trabajando”.
Por desgracia, Sáez peca de querer suavizar las cosas para no generar polémica. Para ello recurre a la versión del productor Jeremy Heath-Smith en la misma entrevista, cuando declara a Yin-Poole que “tan pronto como salió el juego, fue increíblemente gratificante” (P. 47). Lo mismo sucede al tratar la explotación de Croft como sex symbol. Salvo por las declaraciones del creador de Lara en las páginas dedicadas a Tomb Raider II, en las que criticaba la independencia del equipo de marketing, la autora procura ser equidistante. La introducción de Jen Herranz abría la posibilidad de ver un discurso feminista, aunque fuera muy moderado, pero nos hemos quedado con las ganas.
Expandiendo los horizontes
Para saberlo todo sobre Lara Croft es necesario traspasar las fronteras del videojuego. Tan pronto se volvió famosa, la cazarrecompensas comenzó a explorar medios y plataformas que le permitían llegar a públicos diferentes. Protagonizó adaptaciones de los títulos originales e historias inéditas que ampliaban su trasfondo. Así fue como llegó al cine, la literatura y la novela gráfica, haciendo de Tomb Raider un universo “transmedia”. El catálogo, en el que cabían aventuras para todos los gustos y las edades, es digno de la leyenda que abarca.
Ya en la sección dedicada a los juegos podemos ver que tanto Core Design como Crystal Dynamics eran dos empresas abiertas a la innovación. Poco después de nacer, Lara ya estaba protagonizando un crossover en la serie de cómics Witchblade. La entrada del nuevo siglo nos trajo la versión de Angelina Jolie y una serie de películas interactivas que estuvieron limitadas a países concretos. Volviendo a los juegos, también se aprovecharon algunos proyectos segundarios para experimentar con géneros nunca abarcados, como los juegos de cartas.
El repaso de Paula Sáez por este mundo expandido en La Última Exploradora es muy completo. Quizás, el apartado que más hemos disfrutado es el de las películas porque da mucho peso a la concepción de la Lara cinematográfica. Entre otros aspectos, nos desvela cómo fue la preparación física de Angelina Jolie y Alicia Vikander para interpretar al personaje. En cuanto al mundo de las viñetas, descubrimos que la serie original de Tomb Raider sirvió para mostrar el lado más sentimental de Lara y sus relaciones personales.
En La Última Exploradora solo echamos en falta una pequeña mención a Cazatesoros (Relic Hunter), la serie televisiva que nos dio a la primera Lara de carne y hueso: Sidney Fox, interpretada por Tía Carrere. Fox es profesora de historia en el Trinity College y compagina la docencia con un trabajo secreto: viaja a lugares recónditos para encontrar reliquias por encargo. Cada episodio nos sumerge en la búsqueda de un artefacto, en la que Sidney se ve forzada a competir contra otros mercenarios para completar su misión. Casi como nuestra protagonista en sus dos primeras trilogías.
El sello principal de Héroes de Papel suele dirigirse tanto a curiosos como eruditos del videojuego. Es distintivo porque todas sus obras tienen el grado de complejidad justo para encandilar a ambos públicos, y eso mismo sucede con La última exploradora: desde el inicio transmite la sensación de ser una obra fan con aspiraciones mucho más elevadas. Con Paula no solo recorremos los juegos, estudiamos el universo Tomb Raider y lo hacemos a través de una auténtica devota que transmite su saber con pasión. Solo por eso merece la pena concederle una oportunidad.
Autor
Graduada en Periodismo. Cuando no trabajo, me dedico a salvar mundos. Me eligió la llave espada y evité el Death Stranding. Ahora en Kamurocho.