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La historia del alpinismo es una historia llena de accidentes, muerte y superación. Muchos escaladores han arriesgado sus vidas por coronar las cimas más altas de la Tierra y mientras algunos salieron victoriosos de tal desafío, otros muchos no corrieron tanta suerte. Safe Climbing propone vivir esta peligrosa experiencia desde la comodidad de nuestro hogar y experimentar la muerte a manos de una despiadada montaña plagada de peligros mientras nos deleita con toques de humor negro para amenizar la escalada.
Preparando el equipo
Safe Climbing es el primer juego fuera del género de puzles de Flat Cat Games. Lanzado en Steam el 19 de Junio de 2020, apuesta por una aventura de plataformas sencilla en 2D donde el objetivo es llevar a nuestro simpático escalador a la cima de una montaña llena de peligros. Para conseguirlo contamos con la agilidad del protagonista para saltar y con su pico, que le permite escalar paredes verticales. Existen además otros ítems como esquíes o un ala delta que se usan en momentos puntuales de la aventura para superar determinados obstáculos que de otra forma serían insalvables.
Mientras ascendemos por la montaña, encontraremos constantes referencias a otros icónicos videojuegos y películas de la historia reciente recreados en una estética píxel bastante colorida y simpática, pero que no destaca ni llega a recrear ningún momento especialmente bonito o espectacular. El juego cumple técnicamente y funciona bien en todo tipo de ordenadores dado que su apartado artístico es sencillo aunque colorido y acaba siendo medianamente resultón. En cuanto a los efectos de sonido, estos son simplemente cumplidores y la banda sonora es sencilla, con una única melodía ambiental que nos acompaña en la escalada. Ninguno de estos dos aspectos sobresalen, pero cumplen perfectamente su función tanto para darle cuerpo sonoro a los peligros como para hacernos sentir la calma y soledad de la montaña.
Alpinality!
Los párrafos anteriores podrían definir cualquier juego de plataformas en 2D, pero Safe Climbing intenta desmarcarse del resto con la adición de numerosos accidentes y peligros que acabarán con nuestro escalador de todas las formas imaginables. El camino a la cima está repleto de estos, intentando sorprender al jugador a cada paso ya que gran parte de la base que sostiene este título es ese humor negro que destilan las retorcidas muertes que sufre nuestro desgraciado escalador. Deja una sensación similar a lo exagerados que eran los Fatalities en los primeros Mortal Kombat. Por poner un ejemplo, en un momento dado encontraremos un pato volando que nos atravesará por completo si nos cruzamos en su trayectoria.
El problema de los peligros que hay en el camino llega cuando la solución de los mismos parece más provocada por el azar que por tu habilidad. Safe Climbing es un juego injusto por naturaleza y lo sabe. Es más injusto que difícil ya que nunca te da ninguna pista de lo que va a ocurrir: simplemente andando hacia la cima algo aparece de la nada, por ejemplo un meteorito, y acaba con tu vida. Sin ninguna pista, sin ninguna indicación de lo que va a ocurrir a continuación. Una vez que has muerto la primera vez, llega el momento de buscar cómo eludir el peligro y continuar con nuestra ascensión. Y así hasta llegar a la cima, pasando por varios checkpoints en forma de bandera que nos permiten no tener que repetir todo el camino desde el principio si morimos. Se agradecen mucho y están bien colocados para ayudar a disminuir la frustración y cada llegada a una de ellas se siente como una pequeña victoria.
Cada uno de los peligros que intentamos sortear encierra en sí mismo un pequeño puzle de ingenio. Es reconfortante encontrar la solución, sí, pero el problema llega cuando dicha solución (única, por cierto) no tiene ninguna lógica o la ventana de éxito es tan pequeña que esa diversión de ver morir al personaje se torna en desesperación. Y morir y morir y volver a morir hasta que das con la clave por puro azar o porque has sido una décima de segundo más rápido. Es cierto que no todos los peligros son tan exigentes ni tan retorcidos pero sí que hay un buen número de ellos que pueden exasperar a cualquiera. También hay ciertos momentos relacionados con otros personajes que encontraremos en el camino que dejan bastante buen sabor de boca y te hacen preguntarte por qué no hay más momentos parecidos en el camino a la cima.
Algo parecido pasa con los ítems extra que aparecen puntualmente en el juego: aportan cambios de mecánicas y frescor al juego y algunos son lo suficientemente complejos como para poder aportar una sección completa al juego que le diera algo de variedad. Es una pena que no se haya optado por potenciar este aspecto, ya que habría terminado por ser un producto bastante más redondo. Por otra parte, es importante comentar que el juego es relativamente corto. Cuando llegué a la cima por primera vez mi cronómetro marcaba alrededor de una hora y cuarenta minutos, aunque gracias a la cantidad de pantallas de muerte que ocurren hasta coronar la cima, el tiempo de juego real es algo más alto. Esta corta duración no es un factor negativo, de hecho es todo lo contrario, ya que la experiencia de juego deja de ser fresca y divertida muy pronto y no sería suficiente para sostener una experiencia más larga. La única propuesta de rejugabilidad por parte del título se basa en un ranking de tiempos.
Clavando la bandera
Con todo lo dicho, Safe Climbing es un juego que tiene alguna buena idea y que entretiene lo justo a lo largo de su corta duración. Se apoya en el humor negro para hacer interesante una subida en la que el ingenio para encontrar la forma de evitar las trampas y la habilidad para no morir en ellas son la base del juego. Es un juego enfocado a alguien que quiera reír solo o con amigos con las macabras muertes del personaje y gritarle a la pantalla unas cuantas veces, pero en general se queda corto en cuanto a contenido, ideas y mecánicas variadas. Éstas últimas aportan un toque de frescura a la fórmula pero son tan escasas que no consiguen levantar totalmente un desarrollo que siempre está basado en morir y encontrar cómo superar esa amenaza.
Por si alguien tiene curiosidad, en la cima de la montaña mi contador de muertes marcaba unas 450. Ya dije que en este juego se muere muchas veces.
Autor
Físico, nacido en Granada pero residiendo en Madrid. Desde que a los 5 años cogí un mando de Master System II sólo los he soltado para coger otro nuevo o para currar en el laboratorio.