Lo único que se ha perdido por el camino es la atmósfera opresiva del escenario, intensificada por una selección musical que incrementaba la sensación de explorar territorio ignoto y que aquí ha sido sustituida por versiones más rítmicas o, directamente, por guiños a otros lanzamientos de la serie. Samus ha vuelto y es más todoterreno, más rápida y certera, pero no más fuerte, y eso se traduce en una experiencia más satisfactoria para un jugador que tiene que estar cambiando de munición, poder y forma cada poco tiempo, sacando a relucir lo increíble que es el traje de la protagonista y sintiéndose más enfundado en él que nunca. Porque el mundo ha cambiado y nos hemos adaptado a él, y porque paradójicamente Samus siempre ha sido el Alien de cada una de sus aventuras, este regreso es lo que tenía que ser: una actualización acertada de algo que funciona tan bien como lo ha hecho estas últimas tres décadas. Feliz regreso, compañera cazarrecompensas.
Leer en su medio original