FICHA DE CRÍTICA

Mind aparece, en definitiva, como un juego profundamente introspectivo que lleva la reflexión al apartado audiovisual y jugable. Afortunadamente, la parte experimental no consume al videojuego, como podía pasar con Dear Esther. El aspecto clave de este título es que hay que jugar para avanzar, y más de una vez no será un paseo fácil. Personalmente no soy un gran jugador de puzles y he tardado 9 horas en terminar el juego, pero he encontrado los desafíos que esperaba en un título de este género, así como sus recompensas: avanzar una fase más, descubrir nuevos diálogos que aclaraban el misterio del protagonista y explorar un nuevo paisaje tan impactante como el anterior.

Leer en su medio original
-
 
31/07/2014

  Compartir