En definitiva, Blasphemous II es un gran juego que sigue demostrando que el desarrollo español está en constante evolución, regalando juegos capaces de codearse con las más altas esferas. Puede que haya aspectos que mejorar para que la fórmula sea todo lo refinada que se espera en un metroidvania, pero consigue dejar mejores sensaciones que su antecesor, alzándose como un juego más completo, que sabe reinventarse y buscar nuevas técnicas para sorprender al jugador. No cabe duda de que estamos ante uno de los equipos de desarrollo con más talento de nuestro país y solo puedo esperar impaciente para saber qué será lo próximo con lo que nos sorprendan porque, si siguen esta línea ascendente, nos queda diversión para largo, aunque no sea mediante una penitencia.
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